Palencia es una emoción:

07 octubre 2012

No quieren la independencia de Cataluña


Desengáñese el lector crédulo. Los nacionalistas catalanes o vascos no quieren la independencia; lo que quieren es vivir a costa de los demás. De nosotros. Su referente es siempre el estado libre asociado, léase Puerto Rico o unas islas perdidas en los mares del norte pertenecientes a la Unión Europea. Todo menos la independencia.

Nos asustan con ello para sacarnos los cuartos, quieren que nosotros les paguemos sus borracheras identitarias, sus putas embajadas y que además paguemos la cama discriminatoria. Quieren que además de haberles pagado la mano de obra con miles de castellanos obligados por Franco a emigrar –sí, ese mismo Franco que tanto les persiguió, que tanto les reprimió (a ellos solos, claro), al que tanto rechazan- les financiemos también sus fiestas privadas, sus sueldos magníficos (¿Saben ustedes que Mas –el victimista, el pobrecito dominado por la imperial Castila- gana más que Rajoy?) y sus cientos de asesores. Ah, y quedarse para ellos con el famoso 3%

No quieren la independencia, no. Un País vasco independiente no tendría para pagar a sus pensionistas. Lo que quieren es que nosotros les sufraguemos su buena vida, sus autopistas y sus montes, parques y jardines. Eso sí, el ejército –por si las moscas- lo ponemos los demás, ellos no, faltaría más. El ejército se lo pagamos los rudos, torpes, atrasados, fascistas castellanos.

No quieren la independencia, no, desengáñese el lector crédulo. Lo que quieren es vivir con nuestro sueldo, que los impuestos los paguemos nosotros. ¿Por qué el País Vasco y Navarra tienen Hacienda propia? ¿Por qué los catalanistas persiguen exactamente lo mismo? ¿Por qué no todos los españoles somos iguales ante la Ley impositiva? ¿No se reduce todo a la vieja cuestión de “La pela es la pela”? Pero, y sobre todo, ¿por qué nuestros nefastos políticos castellanos se callan, transigen y aceptan sumisamente esta situación medieval? ¿Por qué son tan sumisos a sus propios partidos, por qué aceptan resignadamente la obediencia partidista, por qué no nos defienden, por qué les seguimos votando, por qué los ciudadanos seguimos aceptando acríticamente esta estúpida situación?

Saben, ahora que lo pienso me doy cuenta de que la respuesta a esta última pregunta es la madre del cordero. He ahí la cuestión.

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