Conviene administrar la libertad
porque si no lo hacemos lo harán por nosotros. La libertad de prensa es uno de
los pilares básicos de la sociedad, sin ella no existirían las demás. Su uso y
abuso en televisión nos conduce al absurdo de los programas basura, esos
programas de millones de audiencia que nadie ve.
A lo largo de muchos años de mi
vida profesional he comprobado con desesperación cómo esos programas han
configurado parte de la sociedad actual. La España más indefensa cultural,
social o económicamente es la que más influjo recibe de esta
"libertad" que tantos rendimientos da a sus patrocinadores.
Estos programas educan a parte de
los padres actuales, a multitud de chavales y jóvenes que ven una conducta a
imitar y seguir. Sus malas maneras, sus exabruptos, sus alusiones sexuales
despectivas, calan como una lluvia fina en las bases de una sociedad que se
hace cada vez más basta, brusca, humillante y sexual. Y todo ello en nombre de
la libertad. Nadie osará modificar nada de estos programas, desde dentro porque
de ello viven muy confortablemente o desde fuera porque no faltará quien acuse
de falta de respeto a las Libertades. Bastaría una ligera crítica en ese
sentido de cualquier partido para que los restantes se arrojaran como leones.
Franquista, troglodita y rata de sacristía sería lo más cariñoso que podría
escuchar el causante. Ante eso …vade retro, Satanás.
Y sin embargo estos programas son
portadores del más grave virus de la democracia, la intolerancia, germen de los
totalitarismos. Y de intolerancia, de sexismo y de racismo acusa la Comisión
Nacional de los Mercados y la Competencia a “Sálvame”. Telecinco, en el peor de
los casos, se librará con una multa que compensará con los ingresos del día
siguiente pero la situación denigrante continuará.
Telecinco “educa” mucho más y a muchos más
millones de españoles que el sistema educativo oficial, pero nadie hará nada
por corregir, siquiera levemente, esta situación perjudicial para la sociedad.
“Ah, no, facha yo, nooooo”
Hablo de "leídas",
claro. Tengo el buen gusto de no sumarme a la barbarie, pero si estoy
equivocado y estos programas son portadores de virtudes, valores positivos o
tal vez valores neutros estoy dispuesto a flagelarme en público, tal vez en la
plaza mayor de mi pueblo…
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