Antes de que el lector poco avisado
se llame a engaño déjenme decir que estoy en las antípodas ideológicas de Podemos,
del bolivariano Pablo Iglesias y de su ex muy querida novia Tania Sánchez. Pero
voy a defenderlos, caramba.
Aunque sus recursos políticos son
muy fáciles de analizar, elocuencia sencilla, directa y de claro origen
didáctico, no es detalle en lo que ahora me voy a detener salvo para decir que
de ellos alguna cosa podrían copiar los políticos tradicionales. En su ideología
tampoco voy a entrar en este momento si no fuera para llorar el hecho de que
tantos andaluces quieran ser venezolanos o cubanos. O iraníes. Deprimente.
Pero ayer, coincidiendo con los
resultados de las elecciones andaluzas, se conoció un comunicado suyo
anunciando su separación sentimental: “Ya no somos pareja”, no un “Ya no somos
novios” o “Hemos roto nuestro compromiso”. No, lo que dijeron fue “ya no somos pareja” lo que les acerca al
“Gordo y el Flaco”, a “Martes y Trece” o a Belén Estaban y Andreíta. Joder, qué
éxito. La Sociedad debería meditar sobre este nivel de complicidad, de
compromiso y de estabilidad emocional. Si las gentes jóvenes de hoy son “pareja”
y si ese es el nivel máximo de relación personal que quieren establecer ¡manda
cataplines…!
Sin embargo les concedo gran
acierto al ofrecernos su comunicado y al escoger el momento. Una relación que
debiera ser privada ha trascendido por la relevancia social de los afectados y
gracias a la prensa, a la peor prensa, circunstancias de su propia intimidad
han pasado a ser comentadas en cualquier barra de bar, entre cabezas de gambas
manoseadas y palillos de dientes chupados. Y no ha sido por su culpa,
evidentemente.
España es tan lamentable y
barriobajera como para eso. La vulgaridad generalizada permanecerá ya para
siempre en la idiosincrasia nacional gracias a Telecinco y otros medios de la
misma calaña, dejando impronta imperecedera que nuestros nietos usarán para
criticarnos y reírse de nosotros. Que los protagonistas escogieran la fecha de
ayer, cuando todos andábamos mordiendo uñas entre sondeo y sondeo, entre
resultado y resultado, entre tertulia y tertulia solo indica a mi parecer el
deseo de cumplir un protocolo exigido por una sociedad enferma y pasar lo más
desapercibidos posible. “Españoles, os comunicamos esto y os rogamos que a partir
de este momento nos dejéis en paz, coño”. La buena de Tania se ha extendido
diciendo: “Vivimos momentos en la política española en los que se usa lo personal
de manera un poco chunga”. Cierto, cierto. En España ya no hay nada trascendente,
ni la intimidad ni las relaciones sentimentales ni el concepto de nación, todo
es negociable, violable y comerciable. Mientras haya quien mantenga que Belén
Esteban ha escrito un libro, mientras haya quien lo compre, mientras haya quien
lo promocione en televisión, España no tendrá remedio.
Y tampoco mientras haya
desahucios, enfermos sin medicinas u hospital, niños sin maestros o licenciados
sirviendo hamburguesas.
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