Ya puede el lector empezar a
llamarme facha y no parar hasta llegar a Estambul pero Europa está perdida.
Mientras los valores religiosos de la sociedad son cada vez más estimados en
cualquier parte del mundo y defendidos por el Estado (escoja el lector la
capitalista América, la Rusia postcomunista o cualquier lugar del revuelto
mundo árabe) en Europa estamos cancelando y atacando aquellos valores
cristianos que nos han hecho como somos: Una región del mundo estable,
democrática, culta y avanzada. Sí, sí, ya sé que hay enormes injusticias, es
que somos humanos y por lo tanto perfectibles. Y para los más… “avanzados” de
mis lectores les recuerdo que hasta en la bolivariana Venezuela Chávez aludía a
Cristo y a la religión en sus mítines-río. Me descojonaré si alguna vez Pablo
Iglesias osa…
Pero no, nosotros somos más
listos que nadie y estamos desconectándonos, permítanme usar la palabra de
moda, de la religión, de Cristo y de todos los santos de la corte celestial. Hace
muchos años que las luces navideñas carecen de toda alusión a la navidad. Todo
ello con la anuencia de este estúpido PP que tiene miedo de que le llamen (más
todavía) facha. Como si estuviese en su mano evitarlo.
Pero el fenómeno no es exclusivo
de España. Lo de caer bien a todo el mundo aun a costa de nuestras esencias
también se da en Italia, hasta el punto de que como ustedes sabrán un instituto
de los alrededores de Milán ha cancelado el portal de belén y la celebración
habitual de la navidad para que no se le cabreen los alumnos “de otras culturas”.
Hay que ser payasos. O timoratos. O ignorantes, a elegir.
Estamos entregándonos con manos y
pies atados a otras culturas, esencialmente a “otra” cultura cuyos miembros más
brutos, salvajes y mejor armados nos rebanarían el cuello en menos de lo que se
tarda en decir “amén”. Uy, no, esperen, “amén” no, qué disparate de sacristía, pongan
ustedes otra palabra más corta, digamos… “Santo Estado Laico”. Como poco.
Hace ya tiempo que la navidad
dejó de ser una fiesta religiosa para ser una quincena entre la semana de oro
de El Corte Inglés y las rebajas de enero. Desde hace un tiempo la estúpida
sociedad capitalista renunció a lo que nos hizo grandes y fuertes y libres y
democráticos para no ofender a tanto agnóstico, ateo o soplapoyas laico. O
religioso, tal vez muy religioso, con tal de que no sea cristiano. No podemos
instalar el belén para no ofender, no podemos celebrar la navidad para no molestar,
no colgamos luces de navidad para no provocar. Eso sí, la exposición
“cultural” de Pamplona no se puede prohibir.
Ya puede el lector empezar a
llamarme facha y no parar hasta llegar a Estambul pero Europa está perdida. ¡En
nombre de la libertad, manda cojones!
(Por cierto, parte de los padres
que han protestado en Milán por la aludida supresión navideña eran musulmanes,
conste)
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