A un observador con perspectiva
le sorprende la campaña plácida y serena con que están obsequiando sus rivales
a Podemos. Uno tiene la sensación de que por algún motivo nadie quiere ser duro
y firme con un partido radicalmente comunista. Quizá porque simplemente presentarlo
como comunista a esta sociedad española supone colocarse en el lado de los
intolerantes. Si alguien acusa a otro de ser comunista, lejos de marginarle se
automargina porque pasa a ser facha. España es así.
Evidentemente a todos menos al
PSOE les interesa un Podemos fuerte que robe poder por la izquierda. Tanto a PP
como a Ciudadanos les interesa un PSOE débil, que tenga limitado acceso al
poder, que se vaya diluyendo en la nada. Si el PSOE es segundo podría gobernar
con Podemos, en el famosos pacto de perdedores, si PODEMOS es segundo ¿le
apoyaría el PSOE para gobernar?
Sea como sea nadie parece querer
recordar con suficiente fuerza la relación que hay entre este partido y los
supermercados vacíos de Venezuela, entre la represión a los opositores y la asesoría
podemita al régimen bolivariano. Simplemente con aludir en los mítines a esa
relación o a las inmensas colas para comprar papel higiénico se irían
descolgando los votantes de Podemos con cierta capacidad de pensar. Repasar las
imágenes de Hugo Chávez repitiendo “Exprópiese, exprópiese” podría también
ayudar.
Los grandes rivales demócratas ocultan
por razones que se me escapan las declaraciones de Pablo Iglesias reclamando
una prensa “moderada” por el Estado, es decir censurada. ¿En una democracia? Y
silencio cómplice se llama a lo que algunos están haciendo con los tuits de Íñigo
Errejón tuiteando insultos a las fuerzas del orden, las mismas que necesitarán
para mantenerse en el poder.
Poner en su sitio, como falsos
demócratas y peligrosos dictadores, a quienes van a llevarse buena parte del
pastel electoral español parece ser inconveniente, nadie tiene tiempo o interés
en ello. Los insultos impropios de Pedro Sánchez a Rajoy sí parecen venir a cuento,
sí son admisibles; alertar de peligro de bolivarizar España no.
España mañana será chabacana, con
líderes sucios que odian guardar las formas de respeto y educación tradicionales,
y marginal, con líderes que nos arrancarán de nuestros orígenes económicos y
culturales para acercarnos a las dictaduras sudamericanas, esas que cuando eran
de derechas eran repugnantes pero cuando son de izquierdas son de abrazo y beso
de tornillo.
Les están proporcionando una
campaña electoral entre algodones, sin críticas, sin voluntad de poner frente a
la sociedad sus deficiencias democráticas o sus carencias económicas. ¿O les
tienen miedo? Mientras entre los demás se insultan y se menosprecian evitan cantarles
las verdades del barquero a los podemitas. Se van a llevar bajo el brazo buena
parte del futuro de España, referéndums de autodeterminación incluidos, y les
están jaleando y riendo las gracias. ¿Lo pagaremos?
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