Usted sabe que los medios de
comunicación tienen su propia ideología, usted sabe que los medios deberían ser
honestos y objetivos pero que todos tienen su corazoncito y le escamotean la
verdad o parte de la verdad; todos ocultan aquello que les parece e insisten en
aquello que les interesa. Nos manipulan, ya sabemos. O deberíamos de saberlo.
Cuando en los últimos años Madrid
sufría algún temporal de viento que derribaba árboles sobre coches, cafeterías
o directamente sobre los ciudadanos, la prensa, supongo que “determinada prensa”,
insistía machaconamente en reclamar la defenestración de Ana Botella. Este
inicio de año ha venido acompañado también de vientos que nuevamente han
derribado árboles. Sí, también en Madrid. Sin embargo nadie ha reclamado la
dimisión de Carmena. Lo que una vez fue un problema de mala gestión municipal
ahora ha pasado a ser solo cuestión de mala suerte meteorológica. Nadie ha protestado
por los árboles y árbolas caídos y caídas sobre los ciudadanos y las
ciudadanas.
La prensa quiere siempre
enseñarnos lo que está bien y lo que está mal, cuáles son nuestros derechos y
nuestras obligaciones. La misma prensa que nos reclama la defensa a ultranza de
los derechos de los homosexuales nos dice a los católicos que debemos respetar
la libertad de expresión del mamarracho que nos ofende en Pamplona. ¿Por qué
será que los derechos son siempre ajenos y las obligaciones son siempre
propias?
Con el fin de año en la estación
de la ciudad alemana de Colonia han tenido lugar disturbios en los que una
turbamulta ha agredido sexualmente a quien se ha podido… ¿Ha oído usted algún
telediario que haya abierto la edición con esta noticia? ¿Quizá alguna primera página
de algún periódico? Tampoco. La noticia
es grave pero nadie parece hacerse eco de ella. ¿Tiene algo que ver que los
asaltantes fuesen inmigrantes? ¿Tal vez haya que preservar la imagen buenista y
caritativa de Europa? ¿Tal vez se trata de no hacer enfadar a las masas no sea
que se alarmen y corten el buenrrollismo oficial de Europa?
Usted sabe que los medios
deberían ser honestos y objetivos pero que nos manipulan. O debería saberlo. Eso
sí, luego nos pedirán que votemos en libertad.
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