Qué tal, señores, cómo están?
Espero que la indigestión y la resaca hayan pasado pero el espíritu navideño
permanezca todavía. Les confieso que estas fechas dejaron de ser mi época
favorita hace mucho tiempo, así que estoy deseando ya que pasen las navidades
del año que viene. Más que de fiesta y jolgorio yo soy de contemplar el cielo y
gozar de la tranquilidad de Palencia. De contar estrellas, vaya! No, no, mejor
de contar nubes, como el inútil aquel de León pero con pragmatismo mezclado con
ciertas dosis de poesía.
Fermín |
Hoy quiero hablarles de mi amigo
Zoilo, pero no puedo hacerlo sin hablarles primero de Fermín. Fermín fue
durante quince años mi mejor amigo, mi compañero, mi igual. Mi protector y mi
protegido. Era un orgulloso perro de agua, de increíble estampa, de lanas
blancas y negras que le daban un aspecto elegante y solemne. Su suficiencia y
su seguridad en sí mismo no le impedían ser al mismo tiempo tierno y humilde,
reconocerme en una sola vez como su jefe y su criado. Hubo entre nosotros una
afinidad, un conocimiento mutuo, un afecto que solo quienes hayan tenido una
mascota y la hayan querido igual podrían entender.
Valiente y osado, confiado y
seguro, se volvía en cambio un perro asustadizo cuando llegaban los cohetes.
San Antolín, Navidad y noche vieja eran para él un suplicio, como para la
mayoría de los canes. Resistía los primeros petardos, simplemente estirando el
cuello y mostrando sus dientes al invisible enemigo, pero enseguida venía
buscando protección y se sentaba no sin cierta altanería entre mis pies. Al
cabo de un rato, al cabo de unas caricias, todo se calmaba y se limitaba a
arquear las cejas y abrir los ojos cuando el petardo sonaba demasiado cerca.
Fermín me dejó una tarde de
lágrimas y angustias y sustituí su hueco por Zoilo. Solo su hueco, jamás su
cariño o su recuerdo. Nunca dos perros son iguales, claro, cada uno tiene su
personalidad, amén de otras consideraciones inherentes a la raza, por ejemplo… Zoilo es un beagle
dulce, cariñoso, mimoso, increíblemente tierno e increíblemente atemorizado.
Pasó a formar parte de mi familia cuando tenía seis meses y desconozco qué le
pudo pasar hasta entonces, pero evidentemente le dejó huella. Zoilo es
asustadizo, timorato. La antítesis de aquel Fermín que salía a la calle
ladrando hasta a las sombras, avisando a sus posibles rivales: “Eh, atentos
todos, que llego yo”. Zoilo, en cambio, se mete en el más increíble rincón para
pasar desapercibido, antes de salir al parque mira a derecha e izquierda,
delante y detrás, olfatea y se asegura bien antes de doblar una esquina.
Zoilo |
Yo he tenido con él profundas y
serenas charlas para convencerle de que no se debe vivir atemorizado, de que
vivir con miedo no es vivir, de que a la vida hay que echarle un par de
…guirnaldas inguinales, pero no hay remedio, no encuentro terapia que valga la pena.
Él me mira de abajo arriba con cara de “¿Y si soy así, qué le voy a hacer yo?”
y va corriendo a esconderse bajo la alfombra.
Estos días son una tortura para
Zoilo, como lo fueron para Fermín, como lo son para todos los perros. No
comprende de dónde vienen esos intensos ruidos, qué significan, por qué, para
qué, de qué son portadores, qué anuncian… Zoilo se aterroriza, como todos los
perros en mayor o menor medida, quisiera no salir de su cuna nunca jamás pero
tiene que salir dos o tres veces, claro. Y cada salida es una tortura, un
intento permanente de fuga, de vuelta atrás, de huida, una vuelta a casa
urgente cueste lo que cueste, un sacrificio intolerable. Todos los perros viven
estos días con el rabo entre las piernas, temiendo que el cielo se derrumbe
sobre sus cabezas, sospechando que esas explosiones tan increíbles no
signifiquen alegría sino dolor, destrucción, quién sabe si muerte…
Si este relato mío consiguiera
que uno o dos de ustedes se ahorraran los petardos estos días yo me daría por
satisfecho y todos los perros de Palencia se lo agradecerían. Sé que para
muchos de ustedes un perro es solo un perro, un animal inferior e indigno, pero
están equivocados, son seres sensibles y muy dignos, cariñosos, primarios, sí,
pero nobles. Estos días están padeciendo un inútil sufrimiento.
Y si ustedes quieren más guerra,
en tuiter me tienen a su disposición, @pedrodehoyos se despide hasta la semana
que viene, a ver si pasa pronto todo esto.
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(*) Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia
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