Como tal vez ustedes recuerden
hace semanas un conductor de autobús escolar tuvo un accidente y tras las
inevitables indagaciones resultó, en un caso aún sin resolver, que había
consumido cierta cantidad de droga. Como en los tiempos actuales hay muchas pantallas
de televisión que llenar de vida, aunque sea de vida mugrienta y decadente, a
alguien se le ocurrió la idea de entrevistar a la madre del conductor.
Madres no hay más que una y sus
sacrificios en pro de sus hijos, aunque sean ya creciditos y talludos como este
hombre, se acercan siempre a lo imposible. ¿Qué locura, qué disparate no
cometería, no diría una madre por defender a su prole? Esta buena mujer,
situada probablemente por vez primera bajo los focos y ante las cámaras, dijo
que sí, que tal vez su hijo hubiera consumido alguna sustancia de esas, aunque
según ella varios días antes del accidente, pero preguntaba con su dignidad
materna ofendida que quién no consumía droga hoy en día.
Debo reconocer que me dieron
ganas de soltar la cuchara bien cargadita de sopa y lanzarme al cuello de la
señora. Como si consumir droga fuese lo más natural, correcto y aceptado en la
sociedad actual. Por muy enfermos que estemos, y lo estamos, consumir droga no
es un hecho baladí, intrascendente, como dar un paseo por los Cuatro Cantones
saludando a la concurrencia en plan torero en tarde triunfal, que es lo que la
mujeruca quería trasmitir para quitar hierro al malandrín de su retoño. Sin
embargo la idea de extender a toda la sociedad las gilipolleces que cometemos
para disminuir su gravedad es una tentación muy a flor de piel siempre que
sirva para excusarnos, como si la sociedad lo admitiera todo, como si al
aumentar la difusión social de nuestra felonía disminuyesen sus perversos
efectos, como si su trascendencia y su gravedad se diluyesen en el océano
estúpido y acomplejado del "todo vale". Sí, me he cargado a tres o
cuatro paisanetes que me miraban mal al cambiar de acera, pero, bah, ¿quién no
ha matado a alguien en su vida?
Recientemente, a cuento de estos
inmigrantes que han muerto en la provincia de Palencia a base de ingerir
alcohol hasta no poder más, otra tele entrevistaba a un vecino del pueblo que
venía a decir que sí, que más veces se habían emborrachado pero que más o menos
como todos nos emborrachamos, aunque, claro, esta vez se habían pasado.
O sea, que somos todos drogatas y
borrachuzos, todavía no sé si simultánea o alternativamente. Y pienso en tantas
personas que viven una vida correcta, sin deslices, sana y honesta, metidos en
el mismo saco de estupidez que quienes conducen drogados o quienes mueren, si
se confirman los hechos, a base de ingerir botella tras botella de alcohol.
Me molesta, me siento ofendido en
nombre de tantas personas normales, de tantos profesionales desconocidos, de
tantos padres comunes, casi diría vulgares si no hubiese en la palabra un matiz
despectivo, de tanta gente que se levanta cada mañana a las seis o a las siete
o a las ocho a trabajar dura y esforzadamente, personas que forman una inmensa,
absoluta mayoría social y que sin embargo no alcanzan a decir que no, que lo
normal es no emborracharse hasta la muerte, que lo habitual es no drogarse, y
menos conducir, cargadito hasta las cejas de productos tóxicos, un autobús,
escolar o no. Lo normal y además bueno, sano, santificable y elogiable es no
emborracharse y no consumir marranadas decadentes.
Convertir en normal lo que no lo
es es pretender que la sociedad, todos nosotros, usted y yo, el vecino de
arriba y el hijo de los señores de enfrente, sea corresponsable, culpable de
tus propios errores. O de tus propios delitos, según sea el caso. Soy de la
triste opinión de que no tenemos remedio, de que llegará un momento en que
nuestra cultura caerá, como han caído todas hasta hoy, víctima de sus errores e
incongruencias. Pero no, todavía no, todavía no se droga la sociedad entera ni
se emborracha la sociedad entera. Ca uno
es cauno y arrastra sus propias perversiones, sin cargarlas sobre la sociedad
entera
Adiós, señores, que les vaya
bien, les dejo hasta la semana que viene, que ya habrán juzgado a los Pujol.
@pedrodehoyos les espera en tuiter por si ustedes tienen algo que añadir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario