Palencia es una emoción:

05 diciembre 2006

EL CONTRAPESO DE CIUTADANS

Dicen ya las primeras encuestas serias que Ciutadans de Cataluña crece y empieza a ganar, de momento sólo por unas décimas, al PP. Y como me considero un ferviente observador de todo este proceso de creación de un partido nuevo que pretende cambiar el orden “constitusocial” de las cosas me alarmo.
Partidos nuevos han surgido muchos en España en los últimos tiempos, casi podría decirse, sin miedo a la exageración, que nace uno cada día, que tenemos tantos partidos políticos destinados a cambiarnos la vida como días tiene el año. Que de ellos sean serios y tengan posibilidades de futuro ya se conocen menos casos. Que a las primeras de cambio haya conseguido entrar en un Parlamento ya van quedando menos. Y que hayan nacido a las claras para cambiar la esencia nacionalista de la vida política de la comunidad autónoma a la que pertenecen, sólo se me ocurre uno.
Lo políticamente correcto es una dictadura social que todos padecemos, que a todos nos encorseta, limita y que impide nuestro crecimiento cultural, político y social. Si Ciutadans ha venido a demostrar que es tan honesto y válido ser nacionalista como no serlo ha de encontrar su hueco en el panorama político español. De ellos me gusta que quieran cambiar el cerrado ambiente oficial y social de una comunidad autónoma, darlo la vuelta, sacudirlo y dirigirlo en dirección contraria a la que cualquiera de los restantes partidos políticamente activos pretende llevarlo. Son como los 30 estudiantes de Madrid cuyo autobús se salió de la carretera e hicieron de contrapeso en su interior para evitar que volcara y cayese por un desnivel.
Me provoca simpatía la campaña de olvido primero y persecución después provocada por las anteojeras predispuestas y predireccionadas de la prensa catalana, tan abotargada, tan subordinada, tan subvencionada. ¿Y tan prepagada? Uno siempre siente simpatía por el débil, por el a priori perdedor, por el indefenso, por aquel que tiene todas las papeletas para ser obsequiado con una monumental bofetada de la vida especialmente cuando se enfrenta a fuerzas tan superiores como los poderosos partidos políticos tradicionales. Pero viviendo, trabajando y escribiendo desde la profunda Castilla, tan olvidada del Estado, tan rechazada por todos, me separan ideología y estrategia.
Desde la discrepancia su presencia me parece un sanísimo y ejemplarizante movimiento renovador que ya ha tropezado en la real o supuesta antigua militancia de Albert Rivera en el Partido Popular. Debe Ciutadans vigilar sus espaldas, que no le marquen otro gol en fuera de juego, que no les apuñalen cuando celebran su victoria. Cuesta creer que se consideren un partido de izquierdas si su líder acaba de estar coqueteando con el Partido Popular. Y los pies de barro de Ciutadans son la ideología. Sin ideología no se es nada en la batalla de los ciudadanos que votan... ideología. Que todo lo que una a los Ciudadanos de Cataluña sea su antinacionalismo no es suficiente para hacer frente a las grandes batallas de acoso y derribo que se les avecinan. Lo último que Cataluña necesita es que su partido renovador muera de éxito. Tan joven, tan niño.

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