A veces cansa ser bueno. Ser siempre bueno y obtener como compensación ser olvidado y relegado es doloroso. Cuando la operación se ha llevado a cabo de modo incesante durante cientos de años, sin ninguna queja, ya no se trata de ser bueno, a eso se llama ser gilipollas, y les ruego que perdonen el uso de tal vocabulario. Me estoy refiriendo a Castilla, los castellanos y el nuevo estatuto que vamos a soportar per seculam seculorum.
Es asombroso como socialistas y populares han llegado al acuerdo total en Castilla y León. Mira que les cuesta sacar conjuntamente la más elemental norma del rango político que sea, mira que llegan a llamarse los más absolutos disparates por un quítame allá esas pajas, mira que están distanciados en asuntos de capital importancia... Pues ya ve usted, llegando al estatuto de Castilla y León el acuerdo es total: Que les den por donde amargan los pepinos.
Hombre, del PP ya se esperaba uno la postura de Viva España, dulzaina y jotica para Castilla y León, que los pobrecitos lo aguantan todo. Del PSOE de Catilla y León... bueno, qué voy a decirles yo, también cabe esperarse eso y más. Se trata, no lo olvidemos, de la rama pobre del socialismo español, la rama inútil, la rama inoperante, la rama mendicante, la rama claudicadora, la rama transigente, la rama “no vaya a ser que me riñan de Ferraz”. La rama de un tal Ángel Villalba, al que nadie conoce, del que se sospecha que se presenta para algo próximamente. Por algún motivo desconocido, tal vez algún grave pecado que hayamos cometido, a otros españoles les toca un PSOE fuerte, exigente, comprometido con su pueblo, que sabe tratar de tú a tú a sus compañeros de Madrid y que sabe reclamar aquello que considera válido para los suyos. A nosotros nos toca el PS de CyL. Señor, qué suplicio.
El caso es que entre unos y otros van a parir, están pariéndonos, un nuevo estatuto, que acaba de ser presentado en el Congreso de los Diputados y del que lo más que se atreven a decir sus muñidores es que es “plenamente constitucional” y que “no colisiona con los intereses de nadie”. En definitiva un estatuto que no sirve para casi nada, que nos mantiene en la cola de España y que no interesa a nadie. ¿Ustedes creen que en Cataluña, Madrid, Andalucía, se han enterado de que el martes pasado comenzó el debate de nuestro estatuto? ¿Alguien se ha interesado por él como todos nos interesamos, por ejemplo, por el estatuto de Cataluña? ¿No? Agradézcanselo al PSOE y al PP de Castilla y León.
Es un estatuto pacato, timorato e inservible que nos mantendrá todavía más tiempo en el culo de España, siendo una región que no cuenta para nada, que no interesa a nadie, que no pinta nada, que no interviene en la política de todos, que nos deja al margen de las decisiones de España, que dejan las grandes decisiones en materia política, económica y cultural para otras autonomías dirigidas por nacionalistas excluyentes o por socialistas consecuentes, ésas regiones que tienen un partido socialista que sabe exigir a sus compañeros de la calle Ferraz.
Este nuevo Estatuto de Castilla y León nos mantiene divididos de otros castellanos, nos mantiene separados de Madrid y de los castellano-manchegos, sin un sistema de cooperación, de unidad, de trabajo, que permita recuperar una importancia y una trascendencia que haga de los castellanos unos españoles de primera importancia, capaces de rivalizar, limpia y democráticamente, con el resto de ciudadanos, incluidos aquellos que como los navarros y los vascos son unos privilegiados económicos por una Constitución hecha a la medida de todo el mundo menos de los castellanos, ciudadanos de segunda en el país que contribuimos a construir hace más de 500 años.
Eso sí, no seremos nada, no pintaremos nada en una España desigual, injusta y asimétrica, que cada día se ríe más y más de una constitución hecha a medida de los poderosos, pero, eso sí, somos los más leales con ella, faltaría más. Es decir, seremos más papistas que el Papa, los más buenos, los sensatos y los más constitucionales. En definitiva: los tontos útiles que cumpliendo a rajatabla con las leyes que otros nos han impuesto permitiremos que vayan cobrando ventaja sobre nosotros. Castilla, cerrado por defunción. ¡ Me avergüenzo de ti, España!
Es asombroso como socialistas y populares han llegado al acuerdo total en Castilla y León. Mira que les cuesta sacar conjuntamente la más elemental norma del rango político que sea, mira que llegan a llamarse los más absolutos disparates por un quítame allá esas pajas, mira que están distanciados en asuntos de capital importancia... Pues ya ve usted, llegando al estatuto de Castilla y León el acuerdo es total: Que les den por donde amargan los pepinos.
Hombre, del PP ya se esperaba uno la postura de Viva España, dulzaina y jotica para Castilla y León, que los pobrecitos lo aguantan todo. Del PSOE de Catilla y León... bueno, qué voy a decirles yo, también cabe esperarse eso y más. Se trata, no lo olvidemos, de la rama pobre del socialismo español, la rama inútil, la rama inoperante, la rama mendicante, la rama claudicadora, la rama transigente, la rama “no vaya a ser que me riñan de Ferraz”. La rama de un tal Ángel Villalba, al que nadie conoce, del que se sospecha que se presenta para algo próximamente. Por algún motivo desconocido, tal vez algún grave pecado que hayamos cometido, a otros españoles les toca un PSOE fuerte, exigente, comprometido con su pueblo, que sabe tratar de tú a tú a sus compañeros de Madrid y que sabe reclamar aquello que considera válido para los suyos. A nosotros nos toca el PS de CyL. Señor, qué suplicio.
El caso es que entre unos y otros van a parir, están pariéndonos, un nuevo estatuto, que acaba de ser presentado en el Congreso de los Diputados y del que lo más que se atreven a decir sus muñidores es que es “plenamente constitucional” y que “no colisiona con los intereses de nadie”. En definitiva un estatuto que no sirve para casi nada, que nos mantiene en la cola de España y que no interesa a nadie. ¿Ustedes creen que en Cataluña, Madrid, Andalucía, se han enterado de que el martes pasado comenzó el debate de nuestro estatuto? ¿Alguien se ha interesado por él como todos nos interesamos, por ejemplo, por el estatuto de Cataluña? ¿No? Agradézcanselo al PSOE y al PP de Castilla y León.
Es un estatuto pacato, timorato e inservible que nos mantendrá todavía más tiempo en el culo de España, siendo una región que no cuenta para nada, que no interesa a nadie, que no pinta nada, que no interviene en la política de todos, que nos deja al margen de las decisiones de España, que dejan las grandes decisiones en materia política, económica y cultural para otras autonomías dirigidas por nacionalistas excluyentes o por socialistas consecuentes, ésas regiones que tienen un partido socialista que sabe exigir a sus compañeros de la calle Ferraz.
Este nuevo Estatuto de Castilla y León nos mantiene divididos de otros castellanos, nos mantiene separados de Madrid y de los castellano-manchegos, sin un sistema de cooperación, de unidad, de trabajo, que permita recuperar una importancia y una trascendencia que haga de los castellanos unos españoles de primera importancia, capaces de rivalizar, limpia y democráticamente, con el resto de ciudadanos, incluidos aquellos que como los navarros y los vascos son unos privilegiados económicos por una Constitución hecha a la medida de todo el mundo menos de los castellanos, ciudadanos de segunda en el país que contribuimos a construir hace más de 500 años.
Eso sí, no seremos nada, no pintaremos nada en una España desigual, injusta y asimétrica, que cada día se ríe más y más de una constitución hecha a medida de los poderosos, pero, eso sí, somos los más leales con ella, faltaría más. Es decir, seremos más papistas que el Papa, los más buenos, los sensatos y los más constitucionales. En definitiva: los tontos útiles que cumpliendo a rajatabla con las leyes que otros nos han impuesto permitiremos que vayan cobrando ventaja sobre nosotros. Castilla, cerrado por defunción. ¡ Me avergüenzo de ti, España!
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