Quienes tenemos el atrevimiento de escribir en la prensa a veces sabemos que nos adelantamos a los acontecimientos y tenemos que escribir con pies de plomo. Algo de esto me pasaba a mí la semana pasada cuando escribía preguntándome cuáles deberían ser las prioridades de un Gobierno, si construir campos de golf o parques infantiles, por ejemplo, o defender los más elementales derechos de una Democracia. Lo escribía a cuento de ese matrimonio de concejales del PP que hartos de vivir con guardaespaldas han decidido irse a otros lugares donde exista libertad de ideas, pensamiento y de voto, donde no fueran rechazados por pensar como pensaban ni por representar las ideas que representan.
Pues ese día que decidí escribir sobre las prioridades del Gobierno de Ibarretxe me estaba anticipando aún sin saberlo a las declaraciones que el fin de semana iba a realizar sobre el referéndum propuesto a la ciudadanía vasca. Un referéndum con las pistolas de ETA delante, claro. Contradiciéndose a sí mismo, olvidándose de las circunstancias de paz que él mismo se exigió.
No sólo ese referéndum va a ser ilegal, tal y como está planteado en este exacto momento, sino que además será ilegítimo, pues estará realizado sin garantías democráticas. Un parte muy importante de la sociedad vasca –y hablaré a continuación de los exiliados- vive bajo el cañón humeante de ETA, que sigue agitando el árbol para que el nacionalismo recoja el fruto.
La dictadura de la bomba lapa, del tiro en la nuca, de los dos escoltas por persona, impone una restricción de libertad sin la cual no se puede efectuar consulta tan trascendente, con independencia de su ilegalidad, que ésa es otra. Si los que defienden determinada postura, da igual cuál de las dos, no gozan de la más absoluta y total de las libertades ese referéndum es como los de Franco, sirve para lo mismo y tiene las mismas garantías. Sin libertad no hay votación que sea válida, con un cañón amenazante a mi favor yo gano incluso a Fernando Alonso.
Sirve para lo mismo que los de Franco: para prolongarse en el poder (ilícito e ilegítimo en el caso del dictador) de una manera espuria, realizando trampas y utilizando unas reglas para un equipo y otras para el rival. Y sus garantías democráticas son las mismas que las de cualquiera de la “Leyes Fundamentales del Estado”: ninguna, una vez que la votación se gana con abuso de posición y con auxilio de la injusticia carece de garantías. Ganar como ganaba Franco no es democrático.
Porque Franco también privaba del derecho al voto, pero importaba poco porque ni votar servía para cambiar nada ni a los privados de ese derecho les importaba no votar aquellas cosas que nos ofrecía el Caudillo. Pero en este caso estamos hablando de miles de ciudadanos que han hecho las maletas para poder vivir con unas garantías democráticas que existían en cualquier otro lugar de España, del Estado, claro, claro, que no estuviese bajo el gobierno de usted y sus antecesores nacionalistas. Han huido, como siempre se huye, hacia la libertad. Casualmente esos miles de ciudadanos representan todos ellos una determinada opción de voto y sólo una en ese referéndum tan franquista que usted nos propone y en el que no podrán participar. Así se las ponían a Felipe II; señor ibarretxe.
¿Cómo es posible que teniendo el país aterrorizado por una banda de estalinistas no esté entre sus prioridades devolver la libertad a sus ciudadanos? ¿Cómo es posible que no le importe a usted exigir una respuesta electoral a quienes no pueden defender sus tesis? ¿Cómo es posible que no le importe a usted el resultado de una votación (de muchas ya) en el que buena parte de los electores no pueden votar?
¿Por cierto, podrá votar ese matrimonio de concejales del PP? ¿Es usted demócrata, Señor Ibarretxe?
Pues ese día que decidí escribir sobre las prioridades del Gobierno de Ibarretxe me estaba anticipando aún sin saberlo a las declaraciones que el fin de semana iba a realizar sobre el referéndum propuesto a la ciudadanía vasca. Un referéndum con las pistolas de ETA delante, claro. Contradiciéndose a sí mismo, olvidándose de las circunstancias de paz que él mismo se exigió.
No sólo ese referéndum va a ser ilegal, tal y como está planteado en este exacto momento, sino que además será ilegítimo, pues estará realizado sin garantías democráticas. Un parte muy importante de la sociedad vasca –y hablaré a continuación de los exiliados- vive bajo el cañón humeante de ETA, que sigue agitando el árbol para que el nacionalismo recoja el fruto.
La dictadura de la bomba lapa, del tiro en la nuca, de los dos escoltas por persona, impone una restricción de libertad sin la cual no se puede efectuar consulta tan trascendente, con independencia de su ilegalidad, que ésa es otra. Si los que defienden determinada postura, da igual cuál de las dos, no gozan de la más absoluta y total de las libertades ese referéndum es como los de Franco, sirve para lo mismo y tiene las mismas garantías. Sin libertad no hay votación que sea válida, con un cañón amenazante a mi favor yo gano incluso a Fernando Alonso.
Sirve para lo mismo que los de Franco: para prolongarse en el poder (ilícito e ilegítimo en el caso del dictador) de una manera espuria, realizando trampas y utilizando unas reglas para un equipo y otras para el rival. Y sus garantías democráticas son las mismas que las de cualquiera de la “Leyes Fundamentales del Estado”: ninguna, una vez que la votación se gana con abuso de posición y con auxilio de la injusticia carece de garantías. Ganar como ganaba Franco no es democrático.
Porque Franco también privaba del derecho al voto, pero importaba poco porque ni votar servía para cambiar nada ni a los privados de ese derecho les importaba no votar aquellas cosas que nos ofrecía el Caudillo. Pero en este caso estamos hablando de miles de ciudadanos que han hecho las maletas para poder vivir con unas garantías democráticas que existían en cualquier otro lugar de España, del Estado, claro, claro, que no estuviese bajo el gobierno de usted y sus antecesores nacionalistas. Han huido, como siempre se huye, hacia la libertad. Casualmente esos miles de ciudadanos representan todos ellos una determinada opción de voto y sólo una en ese referéndum tan franquista que usted nos propone y en el que no podrán participar. Así se las ponían a Felipe II; señor ibarretxe.
¿Cómo es posible que teniendo el país aterrorizado por una banda de estalinistas no esté entre sus prioridades devolver la libertad a sus ciudadanos? ¿Cómo es posible que no le importe a usted exigir una respuesta electoral a quienes no pueden defender sus tesis? ¿Cómo es posible que no le importe a usted el resultado de una votación (de muchas ya) en el que buena parte de los electores no pueden votar?
¿Por cierto, podrá votar ese matrimonio de concejales del PP? ¿Es usted demócrata, Señor Ibarretxe?
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