Conste que a mí la monarquía me parece bien, al menos mientras no moleste. Lo que ocurre es que la república también me parece bien y me parecería mejor si no nos trajera recuerdos de quema de iglesias, por ejemplo, si en la memoria colectiva española la república no fuera una sucesión de desórdenes públicos que acabaron en cuarenta años de paciencia.
Lo peor que ahora mismo tiene la república es que habría que cambiar una monarquía con la que nos va bien, hay paz, progreso y mejoras sociales y cierto reparto de la riqueza. Sólo “cierto”. Sin embargo la monarquía tiene los pies de barro, buena parte del Parlamento está esperando el momento oportuno para lanzarse al trono. No sé si lo verán mis ojos pero me temo que el día del cambio constitucional llegará, me temo, sospecho, supongo..., yo apostaría a que Leonor I no llegará a subir al trono.
Y es fácil saber quiénes son los principales enemigos de la Monarquía, básicamente los que le han poyado en este desliz de ingenuo lenguaraz que ha tenido el errático monarca, que tanto ha dado que hablar en las últimas semanas. Ésos que tanto han alabado sus supuestas, y sólo supuestas, palabras de apoyo son los mismos que no pierden ocasión de sacar la bandera republicana, los mismos que le llaman “el ciudadano Borbón” y le niegan el pan y la sal cada vez que no pueden interpretar a su favor las palabras del monarca.
Porque hay que aclarar que Don Juan Carlos ya ha hablado con Rajoy y Zapatero para aclararles que no dijo, sólo, lo que dicen que dijo, que también añadió, y esto se oculta malintencionadamente, que no había relación con la actualidad española. Y es que hay que saber con quién se relaciona uno, a quién puedes contarle algo y a quién no hace falta darle cuatro cuartos para que haga de pregonero. Precisamente ésos son los que luego presumen de ser más amigos tuyos. Pa que te fíes. A ver si pueden sacarte la soga con la que colgarte.
Vade retro.
Lo peor que ahora mismo tiene la república es que habría que cambiar una monarquía con la que nos va bien, hay paz, progreso y mejoras sociales y cierto reparto de la riqueza. Sólo “cierto”. Sin embargo la monarquía tiene los pies de barro, buena parte del Parlamento está esperando el momento oportuno para lanzarse al trono. No sé si lo verán mis ojos pero me temo que el día del cambio constitucional llegará, me temo, sospecho, supongo..., yo apostaría a que Leonor I no llegará a subir al trono.
Y es fácil saber quiénes son los principales enemigos de la Monarquía, básicamente los que le han poyado en este desliz de ingenuo lenguaraz que ha tenido el errático monarca, que tanto ha dado que hablar en las últimas semanas. Ésos que tanto han alabado sus supuestas, y sólo supuestas, palabras de apoyo son los mismos que no pierden ocasión de sacar la bandera republicana, los mismos que le llaman “el ciudadano Borbón” y le niegan el pan y la sal cada vez que no pueden interpretar a su favor las palabras del monarca.
Porque hay que aclarar que Don Juan Carlos ya ha hablado con Rajoy y Zapatero para aclararles que no dijo, sólo, lo que dicen que dijo, que también añadió, y esto se oculta malintencionadamente, que no había relación con la actualidad española. Y es que hay que saber con quién se relaciona uno, a quién puedes contarle algo y a quién no hace falta darle cuatro cuartos para que haga de pregonero. Precisamente ésos son los que luego presumen de ser más amigos tuyos. Pa que te fíes. A ver si pueden sacarte la soga con la que colgarte.
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