Ya saben ustedes que se ha convocado concurso para buscar un nuevo logotipo para representar, en esta época en que priman los iconos, al Estado. El escudo de toda la vida no vale y debe ser sustituido por una imagen más moderna y atractiva. Alea jacta est.
Yo, en afán de colaboración y esperando me sea tenido en cuenta a la hora de mi declaración de Hacienda, también abro un concurso privado para añadir sugerencias a quien corresponda. Y quiero ser yo el que realice la primera aportación: sugiero que el Estado esté permanentemente representado por una cara que tenga las cejas de mister Bean, la sonrisa de Zapatero y el bigote de Aznar.
Puesto que soy especialmente sensible a las diferencias culturales del Estado se podrían realizar diversos acomodos a las correspondientes comunidades, añadiendo txapela, boina, barretina o sombrero cordobés según conveniencias y requisitos políticos de cada lugar.
Es más, dadas las circunstancias zapateriles por las que está atravesando España, esta brillante idea mía, a la que espero se sumen entusiastamente todos ustedes, tiene la ingeniosa adaptación de que, si las circunstancias vienen convenientemente dadas, a la cara siempre se le podría añadir un gorro frigio que recoja la nueva idea de España a la que caminamos.
Por favor, no me echen flores, ayúdenme a pagar a Hacienda.
Yo, en afán de colaboración y esperando me sea tenido en cuenta a la hora de mi declaración de Hacienda, también abro un concurso privado para añadir sugerencias a quien corresponda. Y quiero ser yo el que realice la primera aportación: sugiero que el Estado esté permanentemente representado por una cara que tenga las cejas de mister Bean, la sonrisa de Zapatero y el bigote de Aznar.
Puesto que soy especialmente sensible a las diferencias culturales del Estado se podrían realizar diversos acomodos a las correspondientes comunidades, añadiendo txapela, boina, barretina o sombrero cordobés según conveniencias y requisitos políticos de cada lugar.
Es más, dadas las circunstancias zapateriles por las que está atravesando España, esta brillante idea mía, a la que espero se sumen entusiastamente todos ustedes, tiene la ingeniosa adaptación de que, si las circunstancias vienen convenientemente dadas, a la cara siempre se le podría añadir un gorro frigio que recoja la nueva idea de España a la que caminamos.
Por favor, no me echen flores, ayúdenme a pagar a Hacienda.
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