Palencia es una emoción:

25 octubre 2007

La joya olvidada de la Pernía

Y tomo prestado el título con el que Marta Redondo encabezó su excelente trabajo el pasado martes 23 en estas páginas de Diario Palentino denunciando la degradación que está sufriendo el recinto de la iglesia de San Salvador de Cantamuda.
Yo soy entusiasta de San Salvador, de la iglesia y del pueblo, soy sereno y profundo admirador de la Pernía y de todo el norte palentino que está viviendo una situación de olvido, de envejecimiento y despoblación. Allí, por sus calles y campas, en la serenidad de sus pantanos y en los silencios de su montaña, me siento próximo a la Naturaleza, relajado y feliz.
Palencia, como toda Castilla, tiene en esos lugares un problema sin solución aparente. Tanta belleza parece no ser compatible con un proyecto de futuro y la situación de desamparo por la que está pasando esa joya del románico es un perfecto icono de lo que puede estar por venir. Ruinas, claro. Desolación y abandono. Mientras, nuestros políticos se encargan de discutir si galgos o podencos. Eso sí, con sueldos que ni el presidente del gobierno. Literalmente. ¿Para...?
La colegiata de San Salvador lleva mucho tiempo con el coro en mal estado. Ya nadie puede acceder a él porque el suelo está destrozado y las maderas se rompen al ser pisadas, como denunció en este periódico Froilán de Lózar y repetía el martes pasado, con comprensible angustia, Marta Redondo. Y ahora las humedades. Las humedades están destrozando toda la iglesia, la capilla, el altar, los capiteles. Y nos queda todo el invierno por delante, con lo que llueve y nieva en aquellos lugares. Vamos camino de quedarnos sin una de las imágenes palentinas más repetida cuando alguien quiere citar nuestra provincia.
Y las subvenciones no llegan, maldita sea, no llegan, ¿dónde estarán? Porque se nos van a venir abajo ochocientos años de Historia, de grandeza, de arquitectura, de devoción, de arte. Vamos a ser incapaces de conservar lo que los palentinos del siglo XII supieron levantar con entrega, calidad y esfuerzo. Por pura dejadez, porque nos importa un pito todo lo que no sucede en los Cuatro Cantones, porque allá, tan lejos, tan arriba, tan frío, sólo quedan unos cuantos, ya muy mayores en general y cuyos votos no resultan imprescindibles.
Hace tiempo un palentino, muy conocido abogado en Barcelona que vuelve con frecuencia a su casa en la montaña, me sugería que la solución podía ser una Fundación que promoviera y defendiera el Arte palentino. Aún siendo escéptico, o simplemente experimentado en estas lides de la prensa, difundí con ilusión esta idea en mi columna el 28 de septiembre. Queda claro ahora que la idea no era original mía, supongo que esto ayuda. Una Fundación que, organizando la colaboración entre las Instituciones y las empresas palentinas, supusiera un beneficio para ambas partes pero sobre todo un enorme impulso de protección y de promoción a decenas de monumentos palentinos diseminados por toda la provincia. Entre nosotros tenemos grandes obras más allá de Frómista, Carrión o San Andrés de Arroyo.
Pido disculpas por citarme, ahora que ya saben que la idea no es mía, pero quiero repetir algunos de los párrafos finales de aquella columna: “No se trata sólo de salvar claustros recoletos y legendarios conventos que levantaron palentinos de hace cientos de años: nuestros monumentos son una herencia que debemos poner en valor, ensalzar suficientemente y ofrecer al mundo entero. Sería hermoso que empresas palentinas se unieran y apoyaran la restauración, el embellecimiento y la difusión de nuestros más emblemáticos monumentos. Sin duda alguna las Instituciones y los ciudadanos de Palencia encontrarían la manera de reconocer este esfuerzo económico de quienes se lancen a defender su tierra.”
¿Saben lo peor de todo? Que la iglesia de El Salvador fue declarada en 1993 Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León. Pues bueno, ¿y qué? ¿Ustedes creen que eso importa o sirve para algo?

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