Palencia es una emoción:

27 febrero 2010

Esos fascistas de Intereconomía

Alguien llamó a Intereconomía la otra tarde para hablar de lo mal que va la vida y acabó llamando hijos de puta a los periodistas que allí trabajan y a los empresarios que la dirigen, seguramente porque creía que tienen la culpa de la que nos está cayendo. Y también los llamó fascistas, lo que seguramente dejó muy calmado al insultador y creó cuatro millones y medio de puestos de trabajo en lo que dura un exabrupto.

Miren, a mí me gustan diversos programas de esa cadena, desde luego no los de economía pura, soy un cero a la dere… a la izquier.., bueno, que no entiendo nada de números, pero me gustan algunas de las cosas que no veo en otras emisoras.

Con frecuencia escucho afirmaciones con las que no estoy conforme, claro; hay periodistas con los que jamás he estado de acuerdo y me empieza a picar todo el cuerpo cuando coincido con ellos en algo… Pero de Intereconomía me gusta el coñazo que dan a la izquierda, que son guerreros, que no se callan y que son osados y van por derecho defendiendo sus ideas, sin complejos, virtudes todas ellas de las que tradicionalmente ha carecido la derecha.

La cosa empezó a gustarme con ese anuncio en que nos muestran el tópico del progre leyendo orgullosamente El País y posteriormente nos enseñan a una pareja leyendo con no menos orgullo “La Gaceta”. ¿Orgullosos de ser de derechas? Eso no lo había oído yo en mi larga vida de izquierdista decidido. ¿Cómo era posible que alguien se sintiera orgulloso y no acomplejado de ser de derechas, y por lo tanto antiguo, atrasado, cavernícola e incluso pedestre Cromagnon?

Ya he contado que a mí me hizo de derechas la tozudez de Felipe González de enlodazar sus últimos años rebozándolos en gales y corrupciones generalizadas y variopintas. No, mejor: a mí me hizo de derechas su tozudez en negar la realidad que para el resto de españoles era evidente. ¡Hala, los cien años de honradez a tomar por el desagüe! ¿Se imaginan a un presidente del gobierno que se negara tozudamente a ver la realidad que para el resto de ciudadanos fuera evidente? Una gravísima, profundísima y peligrosísima crisis económica, por ejemplo, que fuese anunciada por todos los economistas del mundo, que todos viésemos venir y él se negase a reconocer. Pues eso me defraudó cuando González, que se negaba a ver la realidad, quizá porque le convenía…

Bueno, pues eso me hizo pensar por qué era tan malo ser de derechas. Por qué el progreso se lo atribuía en exclusiva la izquierda. Por qué ser de izquierdas era mejor, más honesto, más ecológico y limpiaba mejor. Y brillaba más. Y me preguntaba por qué la derecha lo sufría en silencio, como las almorranas, aceptando callada y acomplejadamente esa cruz propagandística, por qué la derecha aceptaba sin rechistar que la corrupción era de derechas, que lo suyo era regreso y lo de los demás era progreso. Que ser de izquierdas era ser más demócrata, coño.

Y al cabo de muchos y largos años empecé a ver a Intereconomía entrar en la batalla. Y proclamar su indisimulado orgullo de ser de derechas. Y dar caña a Prisa y los playmóbil de Polanco. Y a la Sexta y sus jugadores de baloncesto de la señorita Pepis. Y defender sin complejos estúpidos el Catolicismo y la civilización cristiana que nos ha llevado 2000 años construir (y que tan lejos está aún de la perfección, conste)

Démosles tiempo para acumular experiencia y fuerzas. A mí me basta con que no se identifiquen necesariamente con el PP. No, por favor. Ni con Rajoy ni Aznar. Ni con Aguirre ni Gallardón, al que también han atacado innecesariamente. Se puede ser de derechas pero no ser fanático, para fanáticos ya tenemos legión militando en…, en… en todas partes. Si consiguen sacar a la luz algún caso de corrupción pepera prometo dar cien vueltas a la iglesia más antigua de España… (que está en mi pueblo) andando hacia atrás.
Me encanta que la derecha empiece a romper sus complejos, a saltarse sus tabúes y a dar cuando sea necesario alguna patadita por debajo de la mesa. En la espinilla si es posible. Y a evitar su ancestral costumbre de poner la otra mejilla.
PD: Servidor en sus limitaciones no comprende qué pinta en sus debates el banquero ajusticiado. Puede que haya pagado su deuda y cristiano sea perdonar. Pero es alguien del que uno no termina de fiarse. No.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuan razón tienes amigo Sancho, digo Pedro, que envidia sana tengo de ese verbo fácil que posees. En cambio yo, coincido algunas veces con tus opiniones pero no sabría expresarlas tan claramente.

Que envida sana me das amigo Sancho, digo amigo Pedro.

Un cordial saludo.

Pedro de Hoyos dijo...

Gracias, misterioso desconocido. Esto sirve para descargar el ánimo y el ánima. Para nada más en mi vida. Muy a mi pesar.

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