Qué absurdo puede llegar uno a ser cuando se pone a ser absurdo. No he visto ni uno solo de los chikilicuátricos vídeos para animar a la huelga (mi artículo para la prensa de papel de mañana va de esto) pero me he hartado de leer las críticas al respecto: me los conozco como si los hubiera parido. Para mí que la LOGSE, la LODE y la LOE han tenido tal efecto sobre la población que nos han vuelto a todos memos, lerdos y renacuajos mentales. O eso es al parecer lo que creen los sindicatos si juzgamos estos videos y su actitud sobre la próxima huelga general.
El extremo de la memez ha llegado de Andalucía, donde UGT por medio de Manuel Pastrana, su secretario general, ha pedido a los abuelos (Abuelos del mundo, uníos, agrupaos en la lucha final) que no se encarguen de cuidar a sus nietos el día 29. Que se fastidien sus hijos trabajadores, que sus padres van a darles duro y en la cabeza –por liberales y fascistas peperos- y no van a echarles esa mano cotidiana sin la que, es absolutamente cierto, España no funcionaría.
Ya me imagino las calles de Sevilla, Córdoba y Málaga recorridas incesantemente por hordas de piquetes informativos de abuelos, pañuelo rojo al cuello, la exaltación pintada en el entrecejo, altavoz a tope en la “furgo”, vigilando los parques infantiles y los accesos de los colegios por ejemplo, y acosando a los abuelos esquiroles que con absoluta insolidaridad obrera hayan cedido a las presiones de sus conservadores hijos acudiendo a la más bonita de las tareas de los jubilados españoles: atender a sus nietos.
Y cuando esos piquetes informativos se encuentren con esos abuelos esquiroles lo menos que podrían hacer era romperles los cristales de las gafas o echarles silicona en la dentadura postiza. O pincharles las suelas de las zapatillas.
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