Sé que obligar a Aznar y a González a renunciar a sus pensiones vitalicias es el chocolate del loro, que no iba a resolver los problemas de España y que en comparación con los presupuestos del Estado son una minucia que pasa desapercibida en el maremágnum de datos macroeconómicos.
Pero también mi sueldo es el chocolate del loro y me lo han reducido por la incapacidad de nuestros gobernantes de someter el ingente déficit del Estado. El sueldo de millones de españoles es insignificante y las eléctricas lo “trincan” legal pero ilegítimamente, subiéndonos el precio de la energía eléctrica un doce por cien.
PP y PSOE parecen ponerse de acuerdo sólo en aquello que suponga salvaguardar privilegios ajenos a los ciudadanos. De momento son incapaces de afrontar conjuntamente la crisis que Zapa negaba, que Zapa mindundeaba, la misma crisis que sin un gesto positivo va a llevar a Rajoy hasta la Moncloa a hombros de millones de ciudadanos.
No se pondrán de acuerdo en graves asuntos, pero son los dos únicos partidos que han apoyado el vergonzoso, indelicado y repugnante ejemplo que los dos últimos expresidentes nos están ofreciendo. Además de sus abundantísimas pensiones como expresidentes y además de sus bien pagadas conferencias en universidades y otros foros reciben una generosísima paga como consejeros de dos empresas privadas ligadas al sector de la energía. La suma de miles de euros que ingresan cada treinta días debería avergonzar a quien la percibe y a quien se la entrega. Y el resto de españoles deberíamos sentir vergüenza ajena.
Yo la siento. Que en esta época en que los pensionistas tienen que hacer malabares para salir adelante, que en esta época en que los albergues de Caritas se llenan con los expulsados del Sistema, que en esta época en la que las colas del paro se alargan indefinidamente ante el INEM nuestros expresidentes se muestren tan alejados del pueblo al que siempre dijeron defender, que se muestren tan indiferentes a los padecimientos de obreros y clase media, que sigan impertérritos sus vidas de multimillonarios y que sigan cobrando sus pensiones del Estado es un penoso ejemplo de pésima calidad humana, una ofensa a todos los que lo están pasando mal y una burla al sentido común. Siento vergüenza ajena, no me extraña que estos dos partidos se hayan quedado solos.
No me gusta estar de acuerdo con un personaje tan distante de mi manera de ver la vida como Gaspar Llamazares, pero es cierto que las multinacionales españolas que los han contratado a precio de oro los quieren para valerse de sus influencias, de sus contactos y de la experiencia que han acumulado mientras estaban al servicio de todos los españoles, en un puesto que pagábamos todos los españoles. En esta situación ambos mandatarios deberían desaparecer de la vida pública y no ofender con su presencia. El duopolio que suponen sus partidos es claramente perjudicial para la salud y el bienestar de los españoles
1 comentario:
Completamente de acuerdo. Acetado y preciso como de cosumbre. Un abrazo
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