Palencia es una emoción:

10 septiembre 2011

Castellano en Cataluña


No hay muchas cosas de las que me sienta orgulloso. Ser castellano es uno de los motivos más importantes de ese orgullo; mi religión, mi trabajo o el amor de y por los míos son otros importantes motivos. Claro que ser castellano me lleva a ser español, también motivo de orgullo.

Castilla renunció en su momento a su independencia –ha sido más siglos independiente que parte de España- para construir una realidad mayor, más importante y más fuerte. Si ustedes se fijan bien España fue el primer escalón de los Estados Unidos de Europa. ¿No es otra razón más para sentirse orgulloso? Aunque haya castellanos y españoles en general que se avergüenzan con insoportable tontuna de esto que fue un adelanto en los siglos. En la generosa entrega de su libertad Castilla dotó a toda España, incluida las coronas de Aragón y de Navarra, de un idioma que acabó por ser universal.

Estar orgulloso de ser castellano y español no supone menospreciar otras culturas, otras naciones y otros modos de vida. Para amar a Castilla no hace falta desamar a nadie, basta con amar y entregarse, no es necesario faltar al respeto que todos necesitamos. Hablar castellano no impide hablar otros idiomas, para hablar inglés o francés no es necesario negar otros idiomas. Y viceversa, claro.

El castellano es parte de mi cultura y por eso lo defiendo, cultura que mis antepasados expandieron por toda España, facilitando la comunicación entre todos. El castellano es patrimonio de Castilla en ofertorio para todo el mundo, pero a lo mejor a muchos se les ha olvidado que nació en Valpuesta, provincia de Burgos, Castilla profunda, o, si usted no está actualizado, en La Rioja, no menos parte de Castilla como prueba el hecho de que no se le llamase riojano sino castellano. Perdonen que insista: es patrimonio castellano y por lo tanto debe ser defendido por los castellanos y por todos los que defiendan a Castilla. Y sí, también es patrimonio de toda España y buena parte de América.

A los castellanos, también, nos corresponde defenderlo y promocionarlo, tanto en asuntos culturales como en asuntos políticos. Y si hay hablantes a los que por cuestiones políticas se les impide utilizar esta herramienta, los idiomas son sobre todo herramientas, los defensores de Castilla deben acudir a la defensa de lo castellano. Allá donde sea. Con los democráticos instrumentos adecuados, coincidiendo con quien se haya de coincidir porque por encima de todo está Castilla, lo castellano y el castellano. Y si para ello hay que rectificar errores u opiniones anteriores se rectifica, la vida –y la política- es continua rectificación, lo contrario es empecinamiento.

Hay en Cataluña un número de castellanoparlantes a los que se les impide estudiar con el castellano como lengua vehicular. Y para ello se propone incluso saltarse las leyes y las sentencias judiciales. Leyes democráticas y jueces democráticos, a lo peor no es una torpeza recordarlo. Ahí debe estar también todo aquel que pretenda defender a Castilla y lo castellano, ahí debe estar también todo aquel que pretenda defender el castellano. Dudarlo es dejarse llevar por querencias y temores ajenos a Castilla, por preferencias y resquemores que nos separan de Castilla, de lo castellano y del castellano.

6 comentarios:

javier dijo...

De lo mejorcito que te he leído , Pedro.

Pedro de Hoyos dijo...

Gracias, Javier, muchas gracias

Anónimo dijo...

Genial, muy bueno, ¿donde estan los castellanistas que ni te hacen caso ni te promocionan?

Pedro de Hoyos dijo...

Gracias, anónimo, no me interesa la promoción política, la promoción que me interesa es otra.

Anónimo dijo...

gran verdad

Pedro de Hoyos dijo...

¿Cuál de todas, Anónimo? Y mójese y ponga su nombre, caramba, que seguro que es más valiente que todo eso...

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