Déjenme empezar por ponerme la
venda antes de la herida: Admiro muchas cosas de Estados Unidos, sus muchos
científicos, por ejemplo. O su producción literaria, deportiva o de cine y
televisión. O su amor al trabajo. Sí, de acuerdo, también le encuentro muchas
cosas criticables, pero no Halloween.
A mí Halloween me gusta. En
Estados Unidos. En “El Extraterrestre”
y en tantas otras pelis que han contribuido a hacerla lamentablemente popular
por todo el mundo. En España no, en España Halloween me parece una fiesta
lamentable, despreciable y merecedora de alojarse en los infiernos. Somos unos
lamentables copiones, imitabobos y pueblerinos ramplones.
Halloween nos aleja de nosotros,
de nuestras tradiciones, de nuestros ritos, de nuestras raíces, de nosotros
mismos y nuestros ancestros. Queremos ser lo que no somos, somos unos
envidiosos paletos que admiran a los del pueblo de al lado porque tienen una
ciudad moderna, de acero, plástico y neón, sin caer en la cuenta de que vivimos
en una ciudad medieval, repleta de arte románico, gótico, renacentista y que
incluso cuenta con restos romanos, pongamos por caso, que sólo es un ejemplo. Y
a pesar de nuestra larga tradición admiramos papanáticamente a unos recién
llegados que celebraban, pobricos, su segundo centenario el mismo año que
nosotros celebrábamos el segundo milenio del acueducto de Segovia, manda
narices.
El caso es que nos tienen cogidos
por la idiocia y hoy y mañana vamos a salir a la calle (bueno, saldrán los
analfabetos culturales de otros años) vestidos de gilipollas sólo porque lo
hemos visto en unas cuantas pelis y nos creemos que salir a sí a la calle nos
hace más modernos, europeos e internacionales. El Carrión y el canal de
Castilla pasan por mi ciudad y no estaría mal que alguno de estos, tan
americanizados a la par que antiamericanos, vaya contradicción imposible, sean
puestos en remojo durante unos minutos.
Somos tan amantes de lo ajeno y
tan despectivos con lo nuestro que cabe aplicar ese refrán que dice que quien habla
mal de España, es español. Somos tan memos que nunca valoraremos a nuestros
grandes hombres… a no ser que previamente hayan triunfado en el extranjero.
¿Los mejores arquitectos? ¡Extranjeros!¿Los mejores pintores? ¡Extranjeros!
¿Los mejores modistos? ¡Extranjeros! ¿Los mejores toreros? Finlandeses, quizá,
salvo si a pesar de haber nacido en Valdecañas de Cerrato utiliza un nombre
larguísimo y dificilísimo de pronunciar y que suene exótico… ¿Las mejores
tradiciones de estas fechas? Las extranjeras, por supuesto. ¡No querrán que en
una época de dislate, hedonismo y nihilismo triunfe Don Juan Tenorio, hasta ahí
podríamos llegar! ¿Dulces y postres típicos de estos días? Hombre, donde esté
un donut que se quiten los huesos de santos, los buñuelos, los panellets y las
castañas. Nosotros somos más modernos, a nosotros nos gusta la hamburguesa
doble con mucho Ketchup y mostaza. Tontos de capirote, que viva América, me
cagüen Halloween.
1 comentario:
Como siempre acertado, don Pedro. Precisamente es lo que digo yo siempre en relación al COSMOPALETISMO que sufrimos en Madrid, que ensalza toda tradición, baile y folclore de cualquier parte del mundo como "étnico" y moderno, y luego nos llama palurdos a los que defendemos nuestra cultura y raíces castellanas. Así nos va, cada día más decadentes.
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