Arde Twitter, el PP no quiere
retirar los traductores de Senado y gentes siempre próximas al partido conservador
se sienten burladas. Yo he defendido en tiempo pasado la existencia de los
traductores en cuestión aludiendo a que su gasto en una España multicultural
era insignificante en relación al presupuesto del Estado. Eliminar ese gasto en
la España de un aeropuerto en cada capital de provincia era ridículo y ayudaba
a la integración de nacionalismos siempre plañideros y a veces acomplejados. Rectifico
y me la envaino.
Cuando hay que ahorrar en los
modos y maneras en que el gobierno nos impulsa es porque hay que ponerse a ello
con exigencia. Hay que suprimir todos los gastos prescindibles y si es
necesario hasta el loro se queda sin chocolate. Y cuando las pensiones sufre,
cuando los despidos se amontonan, cuando las rebajas de sueldo se suceden,
cuando los presupuestos de Educación y Sanidad se encanijan… el loro se debe
quedar sin chocolate.
Pero a los políticos se les
olvida que están al servicio del pueblo y no de sus megalomanías, y si el
pueblo no tiene para comer filete todos los días los políticos no deben
sentarse a mesas repletas de marisco. Pagar innecesariamente ese dinero es
hacernos la peineta a todos los españoles, trabajadores despedidos, funcionarios
congelados, pensionistas olvidados… Pero no sólo el chocolate del loro debe
suprimirse, que le den al loro por debajo de la cola y se quede también sin su
emisora autonómica de Loritolandia. Que dice Artur Mas, el molt honorable, que
a él nadie le toca la tele, que la tele es suya porque en ella se crió allá en
el Llobregat.
Pero si cerrando alguna de las
varias cadenas catalanistas, catalanizadoras (sí, y también de las españolistas
y españolizadoras) conseguimos que haya más maestros o que no se cierren
plantas de hospitales o que las tarifas de tren no suban astronómicamente
habremos logrado un bien público, puede que algún partido dominante y su
ideología (ahí está la madre del rebaño) se sienta dañado, pero sus intereses
son privados y minoritarios.
Toca sufrir, toca apretar los
dientes y cerrar los puños… pero a todos, coño, a todos.
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