Ciertamente razones para ir a la
huelga había muchas. Y culpables también. El primero, Zapatero. Le tocó ser
presidente en el peor de los momentos económicos y fue incapaz de reconocer su
incapacidad, permítanme la intencionada repetición, por no haber aprendido
Economía ni en ese par de tardes que le prometió Jordi Sevilla. ¿O somos todos
flacos de memoria y se nos olvida cómo y cuándo empezó todo esto?
Recordemos también cómo el fango
en que anda España metida empezó con la avaricia de los bancos, cómo nos
engañaron para gastar más de lo que teníamos al ofrecernos hipotecas-trampa que
dieron origen a esta bola de nieve deudora que aplasta la sociedad y los
derechos de los trabajadores.
Tengamos en cuenta, igualmente,
que Rajoy está contradiciendo el contrato programa por el que fue votado por
varios millones de ciudadanos, a los que falta al respeto cada vez que firma el
BOE. Que la ciudadanía tenga en cuenta también cómo en vez de remangarse y
reformar un Estado que no funciona, cercenando cargos y amputando instituciones
obsoletas, Rajoy apoya las concesiones-jeta de los políticos que se duermen en
sus escaños a la espera de que “caiga” el sueldo mensual o las jubilaciones de
oro como la que el lehendakari López se ha auto otorgado.
En vez de aportar soluciones el
gobierno observa en silencio las indemnizaciones de banqueros corruptos que
pagamos todos, especialmente aquellos desahuciados por no devolver una hipoteca
que proporcione dinero necesario para dichas indemnizaciones.
Razones había para la huelga. Los
derechos en retroceso de trabajadores y jubilados, por ejemplo. Y culpables
también. Los sindicatos incluidos. Sindicatos de la silicona y del petardo,
cínicos sindicatos de piquetes “informativos”, sindicatos del miedo y de la
coacción, sindicatos de dirigentes millonarios, sindicatos de subvenciones
pagadas con los impuestos de los trabajadores, sindicatos que apoyaron sin
preocuparse aquel despiporre económico de Zapatero -volvemos a Zapatero- en
contra de las indicaciones serenas y con perspectiva de otros socialistas como
Almunia y Fernández Ordoñez a los que despreciaron y ningunearon. Y no se
olvide que nuestros nietos habrán de pagar dicho despiporre sindico-zapateril
con recortes de sueldo, derechos y jubilaciones por siempre. No, no nos
representan, estos sindicatos tampoco.
Sí, razones y culpables había,
por eso hice huelga.
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