Palencia es una emoción:

23 agosto 2013

Pedro OFF

Sé que tal vez no son las fechas más adecuadas, que la actualidad está que arde y que nunca se sabe por dónde nos van a salir los de la Pérfida Albión, pero desaparezco un tiempo. Por si las moscas inglesas volviesen por sus fueros me llevo el ordenador para ponerme al frente de la actualidad a poca mancha que dejen en los cristales de Gibraltar.

Eso sí, junto a los calcetines, los pañuelos y las pastillas para el mareo he metido la tijera de arreglarme las uñas y una cadena de un reloj de bolsillo por si tuviera que hacer prisioneros. Y un equipo de camuflaje.  Uno nunca sabe dónde se va a encontrar un buque de la Royal Navy.

Dado que soy un funcionario culpable de la bancarrota de España y que en los últimos años varios gobiernos me han despojado en reiteradas ocasiones de mi capacidad adquisitiva, he ajustado el presupuesto y he colocado en la ventanilla de la empresa de autobuses un billete de diez euros y con voz potente y segura he ordenado: “Deme ida y vuelta hasta donde llegue”. El empleado, sucio, sin afeitar, desastrado y con cara de pocos amigos, tras alzar la mirada por encima de las gafas ha dicho algo de “funcionarios apestosos” y ha puesto el billete ante mí. Naturalmente me he ido levantando la barbilla con mucha dignidad. Ni siquiera he comprobado el destino final de estos dos días. Más emoción ni en un discurso de Rajoy.

¿Qué hacer con dos días completos de tiempo libre? Siempre dispuesto a aprender y mejorar me he acordado de un refrán que usaba Don Eleazar en la escuela: “Enseñar deleitando” y para entretenerme y aprender he buscado las obras completas de Zapatero, pero se me han acabado mientras esperaba el autobús, así que al llegar al quiosco de casa he preguntado por las rebajas y he comprado cuarto y mitad de biografía de José María Aznar. Por si el insomnio. Todo tiene su ventaja: las obras completas de Zapatero las puedo usar para calzar una silla que cojea y la biografía de Aznar como almohada si me da la soñarrera en pleno campo.

Ahora que lo pienso, ¿para qué voy a llevarme el ordenador para estar actualizado? No lo necesito, me llevo tres o cuatro ejemplares de “Público” del año pasado y otros tanto de La Razón de cuando Aznar ganó la primera vez. Ya de paso aprenderé ecuanimidad y neutralidad periodísticas. Espero que tengan crucigrama.

En mi deseo pasar desapercibido en el panorama veraniego español llevo ya tres días sin ducharme ni afeitarme, en mi maleta he metido mis tres pantalones piratas, dos camisetas de tirantes y otras dos, de algo más de lujo para las noches, de ésas que ponen “N.Y. Police Departmen” y “Demasiado sexo nubla la vista”, con las letras borrosas, claro.


Si tengo éxito, (sexual o económico, en este mundo no hay más, que le pregunten a Olvido Hormigos) pienso dar el salto a la política, todavía no sé en qué partido, depende de cómo prefiera que me paguen, si directamente en sobres o con trapicheos por salvar parados y empresas en quiebra. Les contaré a mi vuelta. Pedro OFF

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