Créanme que no quiero que nos
cambien de al huso británico, no sé si servirá de algo dados los usos y
costumbres españoles… que será una de las primeras cosas que debamos cambiar.
Sin cambiar nuestros usos lo del huso servirá de poco.
Miren, estoy orgulloso de ser
español, tan orgulloso como un francés de ser francés, un congoleño de ser
congoleño o un danés de ser danés, con la diferencia de que a ellos no les
llaman fachas por decirlo. Pero ese orgullo no me impide reconocer algunos de
los graves defectos que tenemos como pueblo… y si hablamos exclusivamente de
esto de los horarios tenemos muuuucho que mejorar, mucho que aprender y mucho
que bajar la cabeza.
Sí, es nuestro sistema de vida y
nos encanta… Eso es lo que hemos de decidir, qué queremos, qué preferimos. Si nos
gusta acostarnos con la noche muy avanzada, salir a cenar con los amigos hasta
las tantas y ver nuestras calles animadas hasta el amanecer o si preferimos salir
antes, cenar antes y acostarnos antes para levantarnos antes… cuestión de
gustos, the spanish way of life, oiga. Sin embargo tago la impresión de que últimamente
la vida nos lleva por otros derroteros, es cuestión de trabajo, de eficacia
laboral y también de salud; hay cosas imposibles de compatibilizar.
Algún día, muy lejano aún, nos
daremos cuenta de que no se puede parar la actividad empresarial, comercial y
productiva de una y media a cinco para reanudarla hasta las ocho; pausas tan grandes son improductivas, ilógicas
e innecesarias. Sería conveniente reducirlas para agrandar la pausa de fin de
la tarde, la que nos permitiría vivir más en familia, educar a los hijos y
preparar adecuadamente el descanso del día siguiente
Que los españoles tenemos mucho
que cambiar es algo obvio cuando se ve la programación de las televisiones,
nuestros telediarios empiezan más tarde que en cualquier país, nuestras televisiones
nos arrastran empecinadamente hasta más allá de la medianoche mostrándonos
cuanto de barriobajero hay en nosotros. ¡¡Y nos encanta!! Sin la colaboración
de las empresas televisivas no hay nada que hacer en cuanto a horarios. Alargamos
nuestras veladas, nuestras sobremesas y nuestras sobreteles… El resultado es
que estamos desfasados, no producimos y disfrutamos de un pertinaz insomnio.
¿Cuántas generaciones costará
este cambio? Por cierto, lo del cambio de huso no servirá para nada si no
cambiamos nuestros usos y costumbres. Queramos o no, Berlusconi y Lara tienen
más que decir que todas las subcomisiones del Congreso… This is Spain, oiga
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