Hace ya muchos, muchísimos años,
escribí que de no ser por Arzallus de qué íbamos a escribir. Pasados los años los
columnistas tenemos que seguir agradecidísimos a los nacionalistas, en este
caso a los nacionalistas catalanes, algunos nacionalistas catalanes.
Manda cataplines que después de
tantas ofensas, tanto cachondeo a cuenta de la opresión de España (perdón, del “Estado”),
de tanto tomarnos el pelo con “Espanya ens roba” y de tanto dilapidar el dinero
de los impuestos en gilipolleces partidistas y sectarias Oriol Junqueras nos
pida por favor que les dejemos seguir siendo
españoles ¡…por los vínculos
afectivos! A uno se le derretirían las mandíbulas de tanto reír si no fuera una
cosa tan seria, si no hubiese tanto dolor detrás, tanto engaño, tanto maltrato
a la lengua castellana, tantos despedidos en la sanidad catalana para pagar decenas
de miles de euros a la directora de TV3, tantos insultos a… a… a la
inteligencia media del español.
Conseguirán esa independencia,
seguro, pero encima pretenden que se la paguemos los demás y les indemnicemos
por haber permitido a nuestros emigrantes instalarse en Cataluña,
enriqueciéndola con su sudor y sus impuestos… sudor e impuestos que de no haber
sido por Franco y los sucesivos gobiernos democráticos, estarían regando de
riqueza otras tierras.
¿Doble nacionalidad? ¿Lazos
afectivos? Joé, qué bueno, ¡ni Groucho!
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