Nacido entre el Cerrato y Tierra
de Campos soy un enamorado de la montaña. Los horizontes quebrados entre
Palencia y Cantabria siempre me han atraído mucho. Aguilar y Cervera, pero
especialmente La Pernía, me han gustado siempre y en esas tierras de leyendas
medievales he pasado grandes jornadas. La espadaña de Cantamuda me ha acogido
numerosas veces y otras tantas he perdido mi ocio acordándome de la
desaparecida colegiata de Lebanza.
Foto de Fran Arenal |
Los que resisten allí, no digamos
ya quienes viven esa experiencia imposible de tener su hogar en el puerto de
Piedrasluengas, son héroes abandonados cuando llega diciembre y se hielan los
pantanos. Hay que ser muy hombre, permítanme tan gráfico machismo, para
afincarse allí cuando cae la nieve y se cierra el cielo, cuando el horizonte
está a ras de tierra, cuando las grandes nevadas acallan todos los sonidos.
Y les hemos dejado abandonados,
nos hemos olvidado de ellos mientras la nieve enterraba sus casas hasta el
alero. Han pasado días de angustia, por muy acostumbrados que estén a esta
calamidad, mientras abríamos camino en otros lugares, mientras llegaba una
máquina imprescindible que nosotros no teníamos. Una llamada de las autoridades
a media noche no es suficiente, no podemos despreocuparnos de ellos, no podemos
sentirnos indiferentes, son ciudadanos con todos los derechos, son ciudadanos
-permítanme- con todos los impuestos; son ciudadanos que mantienen la vida
viva, son ciudadanos que permiten que Palencia -que Castilla- no se agote en
ese glorioso secarral de los Campos Góticos.
No me es difícil suponer la
sensación que se vive cuando no puedes salir de casa, cuando la nieve llega a
tu chimenea, cuando estás cercado y no puedes alimentar a tu ganado, cuando
solo te queda rezar para que aquello termine…si es que termina alguna vez.
Hemos de cuidarlos, han de estar permanentemente presentes en los desvelos de
las autoridades. Y sin embargo mientras estábamos viendo la televisión o
tomando un vino a ellos se les caían las naves sobre su ganado.
Autoridades provinciales y
autonómicas, viven ustedes muy confortablemente en la ciudad, en esta ocasión
con demasiada complacencia de la prensa.
2 comentarios:
Este artículo era necesario y tú, Pedro, lo has escrito.
Gracias, Ana, eso me parecía a mí...
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