Hay veces en que uno tiene una
idea muy clara sobre qué contarles a ustedes y
hay otras ocasiones en que las ideas se acumulan, diversas y
variopintas, sin que haya una clara que predomine sobre las otras. Esta semana
es de estas últimas. Si uno lee los titulares de nuestros periódicos o pone la
oreja a las entradillas de la radio, las notas a las que hacer caso son
múltiples.
Sin embargo, dado que pronto
vamos a estar en elecciones y en llegando esa época será mejor hablar del sexo
de los ángeles o de lo bonita que es Palencia en vez de meterse en berenjenales,
me resulta importante quitarme de encima un tema que se va a poner, más aún, de
actualidad: los candidatos cuneros. Antaño maricastaño los partidos rescataban
al bisabuelo del candidato que les interesaba en una provincia y con él
rescataban un ficticio origen familiar de la persona que querían “emplazar” en
tal o cual circunscripción. Ahora ya no se molestan en inventar nada, nos los
colocan porque sí, por… “guirnaldas inguinales”, si ustedes me lo permiten.
Nos colocan a quien interesa al
partido, no a quien interesa a la provincia. No a quien vaya a defender la
provincia sino a quien va a defender al partido. Y luego se llenan la boca de
renovar la democracia. Quede claro, para que nadie se me moleste y me llamen al
orden, que eso pasa en todas las familias políticas. Nos lo colocan y nosotros
le votamos. Bueno, quien le vote. El “morro” que se gastan es inmenso pero
queda consagrado por la práctica habitual y por los resultados, pues dicho
palentino circunstancial, por lo general, aunque no siempre, sale elegido,
aunque no vuelva más a acordarse de su bisabuelo ni de la provincia de su
bisabuelo ni de la madre que.. sanseacabó. La magia de los votos se llama eso.
Tengo yo la peregrina impresión
de que habría que someter a alguna prueba de palentinismo a todo el que quiera
presentarse por nuestra provincia, una prueba del algodón… morado, y miren que
ideas no me faltan, las posibilidades son enormes y se las ofrezco gratis a
quien interese: Propongo que no se nombre candidato idóneo por falta de
palentinismo a quien por ejemplo no haya participado nunca en la pinada del
mayo de Velilla del río Carrión, a quien no haya sido pillado nunca por el
radar de la policía municipal o a quien no haya llevado jamás en su coche a
Fernandito el librero.
Reconozco que para estas pruebas
la edad puede ser una barrera impracticable, así que si fuera menester la prueba
de palentinismo podría ser haber participado en más de tres fiestas de la ITA habiendo
salido del alcoholódromo sin cantar “Asturias, patria querida” o lo que diablos
se cante ahora, que seguramente será en inglés y tendrá tanto éxito como lo de
eurovisión. Por cierto, lo de la ITA también habría sido un buen tema de
conversación, pero dado que a Palencia le parece bien esta alegre promoción
alcohólica para qué voy a meterme en fregaos desagradables, viva san alcoholín
y tengamos la ITA en paz. Si quieren promoción de Palencia déjense de románico,
de Victorio Macho ni gaitas y pongan un botellón de estos cada mes. Un botellón
legalizado y con pago de entrada, que es de lo que va la cosa.
Y nada más, señores, hasta la
semana que viene, que… No, no, esperen, esperen, se me ocurre otra prueba de
palentinismo: ¿Qué tal si para poder ser elegible por Palencia se exigiera una
credencial de haber barrido al menos un año las siete toneladas y media de
basura dejadas en el Parque Ribera Sur?
Hala, señores, que me alegro, que
sigan ustedes bien. Y si quieren más guerra me tienen a su disposición en
tuiter. @pedrodehoyos se despide hasta la semana que viene.
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