Imperios tan asentados como el
romano se hundieron trágicamente a lo largo de la historia. Aún ya lejos de sus
mejores momentos su desaparición se creía imposible, incluso cuando se iba
acercando su momento final nadie lo veía venir. Igual que la romana civilizaciones
invencibles se han hundido y desaparecido, aun cuando nadie lo esperase. En todos
los casos hay que añadir que cuando los interesados quisieron reaccionar fue
demasiado tarde, no hubo supervivientes.
Las posibilidades de ver
desaparecer la civilización actual en lo que me queda de vida son escasas, pero
me pregunto si ese final, lento y agónico, no se ha iniciado ya. Y me lo he
preguntado últimamente al ver la deriva que llevan las elecciones americanas,
al presenciar cómo Donald Trump iba en algunos momentos ganándole el terreno a
Hillary Clinton. Sí, reconozco que al ver los problemas de ésta con el delicado
asunto de sus correos electrónicos también me lo he preguntado. ¿No son ambos
un peligro para EEUU? ¿No son una muestra de la degeneración de esa sociedad?
Y bien pensado: que ambos
dirigentes tengan millones de seguidores que jamás se cuestionen el apoyo que
les proporcionan a pesar de sus disparates, que den por descontado que la penosa
condición de su candidato no tendrá consecuencias para su mundo ¿no es una
muestra de las limitaciones culturales, sociales y educativas de los EEUU?
Hoy EEUU y todo el mundo que cabe
bajo su influencia está escandalizado por las declaraciones machistas de Donald
Trump y de la desfachatez de éste. Desde hace tiempo viene mostrando su mente
retorcida con descalificaciones generalizadas a las mujeres y sin embargo las
encuestas lo mantienen en todo lo alto, con millones de partidarios, millones de
mujeres entre ellos, que no consideran una manifestación de su peligrosa mente
que refiriéndose a una mujer periodista se le escapara: “La azotaría hasta que
sangrase”.
Su machismo, su agresividad y su
desprecio a los demás no significa nada
para sus millones de votantes, están convencidos de que será un privilegio que
los dirija quien piensa así; no ven enfermedad, error o desvarío en esa actitud
asocial. O si lo ven lo perdonan. ¿Quién está enfermo, quien pronuncia esta
frase o los millones que le apoyan, que no ven en esta actitud un peligro para
la sociedad?
Me parece un signo de los tiempos
futuros que millones de personas estén dispuestos a votar a un tipo así. El
hundimiento de las sociedades es siempre muy lento, tanto que nadie es
consciente de él, solo lo ven las generaciones siguientes al estudiar Historia.
Me gustaría saber qué dirán de nosotros, de esta nuestra sociedad que se encoge
de hombros con indiferencia tanto ante la estulticia y la brutalidad de esta
frase como lo ha hecho ante la corrupción.
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*No, no me he equivocado, amigo
lector. Si no me entiende tal vez el equivocado sea usted.
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