Palencia es una emoción:

17 noviembre 2010

Brindo por la Sexta

Ya sé la que me espera después de ésta: Me he vuelto un ridículo facha anterior a la época de las cavernas. Corrección: ya lo era desde hace tiempo. Parece que algunos gurús de la izquierda tienen bula papal (esto pretende ser una ironía) para ofender y menospreciar a los que no son de su elevada categoría ideológica; parece que todo lo que hacen o dicen debe ser aceptado como paradigma de lo correcto por parte del gran públiko (y eso, una alusión) que les ríe las gracias. Pertenecer a determinados grupos mediáticos y salir en la tele con frecuencia con audiencias millonarias parece otorgar licencia para expeler basura por la cavidad oral y crear doctrina sobre los valores que deben ser aceptados por la sociedad, pontificando (lo pillan, ¿verdad?) sobre las torpes, memas y atrasadas ideologías ajenas. No hay más dios que Zapatero y Roures, su profeta. (Ésta es otra, conste).

Pues personalmente brindo con mi sanfrancisco en la mano hasta la borrachera total por el éxito de esa denuncia que les han plantado. Ya, ya sé que habrán sido unos fachas totales, indignos ciudadanos españ... del Estado Español, que no se merecen a la basketball people dirigiendo el país (observen que lo digo con minúscula, no me llamen españolista rancio) y como fachas que son su denuncia será archivada inmediatamente en la papelera más próxima, pero déjenme disfrutar el momento de éxtasis mientras tanto.

Alguien tenía que poner coto a tanto desmán. Personalmente en mi casa tengo vetada la entrada de odio, rencor, discursos decimonónicos y gentes de colmillo retorcido, por eso jamás se conecta la Sexta ni para la carta de ajuste, si fuera que todavía se utilizara semejante atraso televisivo, así que a cambio me he valido de fuentes decentes y dignas de respeto para conocer parte de las parodias que han vomitado los ilustres propietarios de esa cadena (¿”Cadena”? ¡Qué nombre tan acuoso y tan apropiado!) sobre el Papa. No, sobre el Papa no, sobre la Religión, los sentimientos religiosos y sobre los católicos, porque las ofensas iban dirigidas a todos los que tuviesen a Cristo como referente y a Ratzinger como abanderado. Eran ofensas chabacanas, sanchopancescas y trogloditas, con las cuales se habrán partido de risa gentes de brillante cerebro, de ingenioso cacumen y de elevado nivel intelectual. Ah, y gentes demócratas de toda la vida, de esos que presumen de respetar a todos los ciudadanos y todas las ideologías, de esos que tienen a flor de labios palabras como “clientes y clientas”, “pacientes y pacientas” y “miembros y miembras”, porque lo contrario sería ofender y faltar al respeto. Porque hay que respetar a todos (y todas) menos a los católicos (¿Y católicas?) que son unos meapilas, cavernícolas y depravados pederastas. Y pederastos.

Conste que pienso que la responsabilidad es también del adoctrinado telespectador español, que no reacciona le echen lo que le echen, que tolera todos los dislates e incluso los aplaude no vaya a ser que le llamen troglodita o inculto por no aceptar los dictámenes socioculturales de Buenafuente como prototipo de lo que deberíamos pensar los españoles políticamente correctos, fartaría maj. El telespectador español puede estar asustado de lo que sale por la caja tonta, pero jamás se atrevería a reconocerlo públicamente porque “facha yo, no, eh, facha yo no”: hay quien confunde tolerancia con sumisión y progreso con “todo vale”, es cuestión de echarle huevos, y ustedes perdonen, para pensar libremente y fuera de los senderos trillados por la memez colectiva.

El telespectador no es consciente del poderoso instrumento que en su mano tiene y que con apretar otro botón diferente podría condenar al ostracismo a determinados mequetrefes que de democracia, respeto y tolerancia entienden lo mismo que Bin Laden. Y de cultura, tanto como Paquirrín. Son los estragos de la incultura popular (y social, para que no se me mosquee nadie) imperante desde que se barrió la autoridad de las aulas, se impuso el tuteo a todo hijo de vecino y se decidió que había aprobar a todos los alumnos por imperativo legal. Quizá salvo a los católicos.

De momento voy a “trasegarme” otro sanfrancisco, espero no parar hasta que archiven la susodicha denuncia o hasta que se acabe la bula de los gurús de la Sexta. De momento ya he dejado permanentemente levantada la tapa del váter. Para ahorrar tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brindas por la Sexta ,y te cueces a sanfranciscos...,necesitas ayuda medica.

Pedro de Hoyos dijo...

Parece que algún lector lo desconoce: El sanfrancisco carece por completo de alcohol. Por completo. De ahí que la máxima consecuencia de mi insistencia en emborracharme a sanfranciscazos sea dejar permanentemente levantada la tapa del váter.
Saludos.

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