Yo admiraba a Whitney Houston,
siempre me gustó su imagen elegante y señorial, alejada de las cantantes o
actrices bombón, a las que no basta con sus cualidades artísticas sino que
además exhiben sin recato los atributos sexuales que la naturaleza les dio,
utilizando su belleza para vender más discos o más perfumes sin darse cuenta de
la indignidad que conlleva.
De Wihtney me gustaba su extraña
mirada y su sonrisa, pero sobre todo me atraía su voz en esa extraña combinación
de dulzura y amargor, de lija y terciopelo. “El guardaespaldas” –sepan los
lectores que mis conocimientos de cine navegan entre cero y la nada- me
encandiló y supuso para mí un atractivo que me acercó más a su figura.
Sin embargo ha muerto como mueren
los malos actores, las figuras de pies de barro, incapaz de resistir su éxito,
incapaz de resistir su vida. Ha seguido la estela de numerosos diosecillos
vanos y fatuos, llenos de su éxito mundano, pero carentes de cualidades naturales
que les permitieran soportarlo. De ahí al fracaso solo media una cabeza mal
amueblada.
Hay grandes personajes a los que
el triunfo social, la aclamación popular y los premios les suponen grandes
obstáculos por superar, poniéndoles en graves
aprietos para desarrollar una vida normal, afectiva y familiar. Llega un
momento en que sólo pueden superar las dificultades a base de alcohol y drogas,
únicos elementos que parecen infundirles ánimo suficiente para luchar contra
sus propios demonios. La soledad, el desamor y la ruindad moral hacen mella en
personas que carecen de cualidades interiores.
El firmamento social está lleno
de estrellas que se apagaron bruscamente, cuando se supone que aún no les
correspondía, que se extinguieron por dejadez, por miseria o por cobardía para
soportar la vida. Hay vidas que no merecen ser vividas, pueden ser abandonadas
simplemente dando un paso a un lado, volviendo la mirada a nuevas referencias y
cambiando de mentalidad. Pero algunas estrellitas llevan su existencia tan
insoportablemente que sólo encuentran la falsa salida del suicidio, más o menos
buscado, más directa o indirectamente demandado. Quizá simplemente hayan
construido su felicidad sobre una vida vacua, olvidando las cosas sencillas que
nos sirven de base para soportar nuestras circunstancias. Para soportarnos a
nosotros mismos y a los demás.
1 comentario:
Me vale cualquier tema de ella menos I have nothing que esta más rancia que una batidora Moulinex.
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