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11 noviembre 2012

España es culpable de la persecución en Cataluña


En cualquier régimen la culpa de los problemas internos es de los demás. Y vale tanto para dictaduras –la dictadura militar argentina, por ejemplo- como para democracias. La culpa no es nunca de los gestores sino de los gestionados –Franco es otro ejemplo- o de los ingleses, a los que conviene recordar cuando más nos interese que las Malvinas son argentinas o Gibraltar es español.

A Artur Mas le ha pasado eso, que antes que reconocer los pecados de su nefasta gestión echa balones fuera y le culpa de sus males a una España vociferante, desproporcionada y agresiva con Cataluña. Como es obvio, España –sus dirigentes- ni ha gesticulado desaforadamente ni se conoce ninguna ofensa verbal hacia Cataluña. Las críticas han sido a Artur Mas, no a Cataluña. Ahí está otra de las obviedades claras de todo régimen: confundir la nación consigo mismo, mezclar los intereses propios con los comunes, en este caso hacer creer a las masas dóciles que Cataluña y nacionalismo son la misma cosa.

Aparte de la fingida agresividad hacia Cataluña, Mas no ha sabido gestionar los hospitales, la enseñanza ni las infraestructuras. De dominio público es que sólo gestiona bien los medios de comunicación – públicos como TV3 o privados como La Vanguardia- y el 3% que ha sido convenientemente silenciado por todos los interesados. Se cierran hospitales, se eliminan maestros y se invierte cada vez menos e infraestructuras… lo mismo que en todas las demás regiones… aunque no se gasten sus dineros en televisiones propagandísticas ni embajaditas en el extranjero.

Pero sí, en cierto sentido es verdad que la culpa del asunto de Cataluña la tiene España. Primero porque lo que los nacionalistas quieren desde la transición sólo ha sido ser reconocidos como diferentes y obtener ventajas legales, políticas y económicas sobre los demás. ¿Cabe mayor injusticia que las “peculiaridades” fiscales vascas o navarras? Por eso a medida que las demás regiones iban aumentando sus competencias los nacionalistas iban reclamando nuevas prebendas, arrojándonos en una espiral inacabable de reivindicaciones incesantes. España en eso ha consentido desde el primer momento, por eso España es culpable desde aquél que dijo que hablaba catalán en la intimidad –recordemos que lo dijo cuando necesitaba los votos del nacionalismo- al otro que sin encomendarse ni a Dios ni al diablo anunció que aceptaría “lo que llegase de Cataluña”, en referencia al nuevo estatuto que muy pocos votaron. Naturalmente cuando el Estatut fue rechazado por los órganos legítimos de la democracia se acusó a los tribunales de anticatalanistas. Vaya, que o cumples lo que yo quiero o te declaro enemigo de la Patria.

Y España es también culpable porque jamás intervino en defensa de los intereses colectivos, permitiendo la existencia de embajadas alegales, de un sistema educativo perverso –recordemos que el Ebro es un río catalán que nace en tierras extrañas- o cediendo ante la persecución del castellano en escuelas, calles y comercios. Maestros que han ejercido en Cataluña cuentan de la persecución del inspector de Educación contra docentes a los que los alumnos hablaban en castellano durante el recreo. España es culpable de la persecución en Cataluña… a los castellanoparlantes. Por un puñado de votos.

1 comentario:

Eastriver dijo...

Bufff, jajaja, no estamos de acuerdo en nada... y te lo digo yo, que soy profesor... de castellano ni más ni menos!!! Pero bueno, la cerveza sigue en pie. Abrazos.

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