Palencia es una emoción:

31 mayo 2016

Carta a los reyes de España, de visita en mi tierra

Bienvenidos, majestades, a Palencia, bienvenidos a la tierra de la que nadie habla, a no ser que toque la lotería y se arme el cristo del lotero o que viejos amantes amargados se desafíen a navajazos en el Salón, bienvenidos a una tierra tan noble como discreta, tan conservadora como audaz. Bienvenidos a la nada.

Majestades, nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, porque estamos muertos y nadie habla de nuestros problemas, a nadie interesamos, nadie nos hace caso. Ni nuestros parlamentarios pasados ni los futuros; no interesamos porque no lloramos. Tenemos a unos y a otros hablando del problema catalán, planteando soluciones al problema catalán y llenando horas de radio y televisión, portadas y más portadas de periódicos con los intereses de los catalanes… de algunos catalanes. Pero de los nuestros nadie se ocupa, no estamos, no contamos, no somos.

A nadie parece preocupar, Majestades, que esta tierra que fue parte fundamental de Castilla y por lo tanto de España se muera, porque nos morimos, agonizamos. Y lo hacemos como los más nobles, en silencio, discreta y calladamente. Nuestros pueblos viven solo del campo, y solo del campo no se vive, se muere. Cada año Palencia pierde mil habitantes. Como si hubiera pocos palentinos ya en Alemania, Suiza o… o Cataluña. No, no estoy obsesionado con Cataluña, estoy obsesionado con Palencia y con Castilla, esa parte fundamental de la historia de España que hoy no existe para nuestros políticos, para esos políticos que despreciamos pero votamos. Para esos políticos a los que no importamos, que no piensan en nosotros sino en sus sedes de Madrid, donde reparten puestos y prebendas.

El campo es fundamental, Majestades, nuestros cereales y nuestras huertas son parte imprescindible de nuestras vidas, pero son parte prescindible del futuro. Porque siempre nos quedará Marruecos que nos inunde de tomates o Nueva Zelanda que nos inunde de lechazos churros con denominación de origen de Castilla y León. Sí, a la agricultura y a la ganadería que a pesar de la competencia desleal salen adelante con enormes esfuerzos y a veces haciendo frente a una legislación falaz, traicionera y pensada solo para joder, y ustedes perdonen, Majestades, el vocabulario de alguien que ama a su tierra por encima de gobiernos y circunstancias políticas…

El campo es fundamental, pero sin industria no hay futuro. Y no hay industria. En Palencia no hay industrias, bueno, sí, hay una. Somos un monocultivo industrial y nuestros pueblos se vacían. Sin puestos de trabajo Cervera de Pisuerga, Osorno o Frómista se vaciarán como se vaciaron Támara de Campos, Villasirga o Revilla de Pomar.

Somos tierra de héroes pero hasta los héroes se cansan, desfallecen y mueren. Reventamos de honores y de historia, reventamos de arte y de monumentos y reventamos de jubilados, que benditos sean ellos y su experiencia. Pero no se puede vivir de las piedras, no se puede vivir de los recuerdos, no se puede vivir de la emigración. Necesitamos, Majestades, que alguien meta un cardo borriquero en salva sea la parte a nuestros políticos, ya que nosotros no lo hacemos, por cobardía, por dejadez o por ignorancia, para que reaccionen y nos defiendan, para volver a tener ilusiones, para volver a tener posibilidades, para volver a poblar nuestra bendita tierra de Castilla de hijos y de futuro. Porque no todo es Cataluña ni los catalanistas, porque nosotros también contamos, Castilla también existe o al menos debiera existir para España, esta hija malcriada que ignora y desprecia a su madre.


Majestades, mis vecinos han colgado la bandera de España, hacen bien, me gusta, pero yo prefiero colgar la de Palencia y la de Castilla. Señores, no tarden en volver, a lo peor ya no nos encuentran.

1 comentario:

Mara dijo...


¡Cuánta razón! Palencia como León se muere y aquí sólo se habla de Cataluña. Saludos.

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